TERRITORIO NEGRO

Territorio Negro: La violación en grupo que no fue así

Éste es uno de los territorios más difíciles que vamos a hacer. Y llevamos casi trescientos. Vamos a hablar de la denuncia en la que una chica de Málaga acusó a cinco jóvenes –dos de ellos menores de edad- de haberla violado en el recinto de la feria, el pasado 17 de agosto. La juez ha archivado el caso y los jóvenes están en libertad. Incluso es posible que la chica acabe acusada de denuncia falsa.

Manu Marlasca y Luis Rendueles

Madrid | 15.09.2014 19:03

Todo empieza en la feria de Málaga, una mañana. Tras una noche de fiesta, una joven le dice a la policía que cinco chicos, todos de raza gitana, la han violado en un descampado cercano.

Dos policías, del indicativo Eco 33, patrullan por la calle Paquiro, junto a la feria. Hacia las ocho y media de la mañana, escriben en su informe a la juez que se les acerca una chica llorando, con el habla entrecortada y les dice que acaban de agredirla sexualmente cinco jóvenes de etnia gitana.

La chica tiene 20 años, vive en Torremolinos y les relata lo que ha sufrido. Dice que ella estaba trabajando como relaciones públicas en una caseta de la feria y que los cinco chavales se acercaron allí a tomar algo y luego empezaron a molestarla y a tocarla. Que la llevaron a un descampado y cuando ella les pedía que la dejaran, aseguró que la decían: “o te dejas, o te matamos”. Que la obligaron a tener relaciones sexuales con dos de ellos y que incluso la grabaron con un teléfono móvil.

Es un asunto gravísimo, imagino que los policías se ponen en marcha inmediatamente. Los dos policías recuerdan que minutos antes han visto, en la misma calle, a dos jóvenes que iban corriendo y que “al percatarse de la presencia policial adquieren una actitud nerviosa”. Incluso se acercan a los agentes a preguntarles dónde pueden coger un taxi. Los policías les preguntaron si tenían algún problema y ellos les respondieron rápido que no, antes de irse zumbando de allí.


Y eran esos chicos los que habían supuestamente violado y grabado a la trabajadora de la feria de Málaga. Juan Antonio, de 22 años, y Jorge, de 23. La chica los identifica y los policías les detienen y les preguntan por sus tres amigos. Los dos jóvenes dicen que han quedado con ellos en un ratito para desayunar todos juntos en un bar de la calle Nilo y llevan a los policías al lugar.

Y allí la policía detiene ya a los otros tres implicados. Dos de ellos son menores de edad. Y se los llevan para interrogarlos. Mientras, la chica, la denunciante, declara ante la juez del caso. Y lo que cuenta es terrible.

Ella relata un secuestro y una violación múltiple. Dice, y vamos a leer directamente del sumario porque este es un tema delicadísimo, que estaba trabajando en la caseta y que dos amigas suyas que estaban allí le presentaron a esos chicos, que no conocía de nada. Afirma que no le gustaron porque “me tocaban el culo y lo que pillaban cada vez que pasaba cerca suyo”.

Hacia las siete de la mañana, ella iba a marcharse a casa con sus amigas, pero dice que no había sitio en el coche. Entonces pidió que la acompañaran a la parada del autobús, unos quince minutos de camino, pero le dijeron que llevaban prisa y la dejaron sola a la salida de la caseta. Eran, según su versión, las ocho menos cuarto de la mañana.

Y allí estaban esos chicos que, según ella, la habían estado acosando mientras trabajaba. Ella cuenta que pasó las atracciones de la feria, que iba a coger el autobús cuando “me echaron el brazo por detrás dos personas, se pusieron uno por cada lado y me dijeron, vente con nosotros, que lo vamos a pasar muy bien”. La joven contó a la policía y la juez que se negó, que quería irse a descansar. Entonces, ellos empezaron, dice, a meterle mano, la rodearon enfrente de una hamburguesería mientras ella gritaba que la dejaran en paz y pedía auxilio.

Estamos tomando los datos de su declaración y vamos a omitir aquí las partes más duras. La chica dice que uno de ellos le coge del pelo y le dice: “haz lo que te digamos o te matamos”. Asegura que luchó con ellos, pero ante las amenazas, tuvo pánico y dejó de forcejear. Eran tres chicos los que la atacaban y otros dos vigilaban. La tumbaron en la colchoneta de una atracción de la feria y declara que dos de ellos la desnudaron y la agredieron sexualmente. La obligaron a realizar distintas prácticas sexuales. La joven dice que cerró los ojos esperando que todo pasara rápido pero que en un momento vio a otro de los agresores grabándolo todo con su teléfono móvil. Que cuando todo terminó y los dos agresores se fueron, ella se quedó paralizada unos minutos, salió, vio a dos hombres a los que dijo que la habían robado y que ellos le indicaron donde estaban, muy cerca, dos policías municipales.

Es un relato de una violación en grupo, de un secuestro, y también de la grabación con un teléfono de todo ese asalto. Un asunto gravísimo. Los acusados se juegan, los mayores de edad, porque los menores tienen un régimen mucho más blando, hasta 15 años de cárcel.

La policía y la juez los interrogan. A los dos menores, incluido el que grabó el vídeo, no pueden hacerlo sin tutor y abogado, pero a los adultos, incluidos los dos violadores denunciados, sí les aprietan. Juan Antonio, uno de ellos, declara que la habían conocido esa noche, que habían estado bailando y tocándose todos, y que a las siete y cuarto salieron juntos. Los chicos le dicen que iban a coger un taxi para ir a desayunar y ella quería coger el metro para ir a Torremolinos, donde en efecto vive su familia. Este tipo añade que lo que ocurrió fue que cuando pasaban andando frente a una hamburguesería y junto a una atracción de una especie de toro mecánico llamada Búfalo Loco, ella les propuso sentarse un rato dentro, en la colchoneta.

Vamos a leer lo que dice este chaval, acusado de violación: “en las escaleras empezó a tocarme a mí y a mi amigo Jorge y mis otros tres colegas se fueron. Ella subió para dentro, se sentó, nos invitó y empezamos a meternos mano los tres”. No explicamos detalles íntimos, pero el chaval detalla las prácticas sexuales, incluso aspectos fisiológicos de la chica, que luego se confirmarán. Dice que todo fue consentido entre los tres, que terminaron y se fue con su amigo, que ella se quedó tranquila, dentro de la atracción de feria.

Pero esto es lógico, casi todos los acusados de violación dicen que fue la mujer la que les provocó, la que empezó todo, que ella quería. Sus amigos cuentan más o menos la misma historia, algo lógico incluso aunque fueran culpables. Es cierto que mienten sobre la grabación del teléfono móvil, ninguno dice saber nada. Pero sí recuerdan que tres de ellos se hicieron un selfie con la chica, una foto de recuerdo. La policía ve ese selfie y se ve a tres jóvenes chicos sonrientes con la chica, también sonriente, dentro de la atracción del búfalo. Está hecho a las 7 y 27 de la mañana, supuestamente cuando la joven ya ha sido secuestrada.

Además, los acusados dicen a la policía, con insistencia, que enfrente del Búfalo Loco había ocho o diez personas, trabajadores de la hamburguesería, que estaban recogiendo y que vieron todo el encuentro sexual en primera fila. La denunciante, recordemos, dijo que había gritado y luchado, pedido auxilio, y que en la hamburguesería que había enfrente no había ninguna persona que pudiera ayudarla.

La chica dice que no recuerda cuándo se hizo esa foto ni por qué. No da explicaciones. Y sí, la policía encontró a los empleados de la hamburguesería, otra muy buena noticia para los acusados y mala para la joven que denunció. El testimonio de uno de los empleados es demoledor, vamos a leer las partes más suaves: “Habíamos cerrado hacia las seis de la mañana y estábamos limpiando dentro con el jefe y otros cinco compañeros. Entonces vi a un grupo de una chica y cinco chavales tonteando y que se metían en el toro mecánico. Ella llevaba la iniciativa, se oían risas y se veían gestos. Tres de los chicos se apartaron y ella se quedo con dos en la parte derecha, en un lugar apartado y elevado”.

El testimonio de este testigo es muy importante, al margen de iniciativas. Más allá de cierto tufillo machista, no olvidemos que aquí se investiga un delito gravísimo. El trabajador de la feria relata que vio las prácticas sexuales, incluso como la chica alternaba con un joven y con otro. Este hombre avisa a sus cinco compañeros y todos son espectadores de lo que el califica ante la juez como una peli porno. Todos dicen que la chica participaba libremente, que de lo contrario la habrían ayudado, que la chica y los jóvenes les vieron perfectamente, que no les importó, que estuvieron así mas de una hora y uno de ellos, de los espectadores, admite ante la policía que pensó en grabarlo todo, pero que su jefe no le dejó.

Uno de ellos afirma que cuando todo acabó, la chica se acercó a el, muy tranquila, y le pidió un kleenex. Al día siguiente, toda Málaga y toda España, también estos trabajadores, supieron de la detención de los jóvenes. Y uno de ellos escribió en Facebook un mensaje a un amigo que luego recuperó la policía: “si tú supieras cómo ha sido, te quedas flipao. Ella vio que había gente mirando y en vez de pedir auxilio, ella nos miraba y no se cortaba”.Pero, insistimos, más allá del tono de los testigos, los hechos. No fueron solo estos seis hombres los quevieron lo que ocurría. Muy cerca había un puesto de gofres, donde trabajaba una chica, sobrina del dueño de la hamburguesería. La joven cerró su tienda y fue allí, y se encontró a su tío y sus empleados que viendo lo que ocurría. Ella declaró a la policía que también lo vio, que todo era consentido, que la chica disfrutaba como los chicos y, eso sí, que a ella le dio mucha vergüenza –su tío y sus amigos que estaban haciendo bromas sobre lo que veían y hasta compararon a la chica con algún personaje de dibujos animados– y que se fue.

 

Cuesta muchísimo creer que una chica se invente esta historia. Este es un país donde se denuncian tres violaciones cada día y se cree que hay una enorme cifra oculta de agresiones que por miedo no se denuncian. A la policía y a la juez del caso también les costaba creerlo. Las denuncias falsas de violación, que existen, son una minoría. Así que siguieron investigando. Hablaron con el dueño de la caseta, el jefe de la chica. Tampoco ratificó su historia, porque dijo que había terminado de trabajar a las tres y que luego había estado bailando y bebiendo con ellos de buen rollo. Y que luego, pasadas las siete, se había ido con esos chavales.

La declaración de sus amigas también fue también otra prueba importante contra ella. Alba, una de ellas, se fue a las cinco de la mañana de allí, así que no pudo ver prácticamente nada. Pero otra, llamada Sandra, cuenta una versión muy diferente. Explica que un grupo de amigos fueron a la caseta donde trabajaba ella, hacia las tres de la mañana. Que hacia las cuatro, su amiga, la denunciante, le mandó un whassapp diciéndole que había terminado de trabajar y que quería irse con ellos. Se unió a ellos y siguieron la fiesta. En ese local, cuenta su amiga, había otro grupo de chicos, cinco o seis, “cada vez que nos acercábamos nos cogían la cintura y se acercaban para bailar. Alba y yo nos zafamos, pero ella bailaba con ellos. Estuvimos dentro hasta que apagaron la música y encendieron las luces. Ella ya no estaba en el grupo, pero la vi de lejos y me dijo, me voy”.

Existe ese mensaje de whasapp, que demuestra que la chica vuelve a mentir, que estuvo de fiesta, también con esos chicos, y que no quiso irse con sus amigas. Pero todo eso puede no ser definitivo, pudo estar de fiesta con esos chicos, pudo incluso querer tener sexo con ellos y luego arrepentirse, y eso también sería violación, si ella dice no. Y esa es una de las aristas de este caso tan complejo. Pero allí aparece la grabación de la escena sexual que con su teléfono móvil hizo uno de los acusados, uno de los menores de edad, de lo que ocurrió. Después de los interrogatorios, la juez le puso el vídeo a la denunciante. Dura un minuto y 26 segundos, no lo hemos visto, pero nos lo ha contado una persona y nos dice que es demoledor. Se ve a la chica practicando sexo (como contaron los acusados, exactamente en el orden y las posturas que dijeron) libremente e incluso mirando a cámara en una ocasión. Después de ver el vídeo, el fiscal del caso y la juez decidieron archivar la denuncia. El abogado de la chica no ha recurrido la decisión y el viernes pasado cumplió el plazo para que ella, supuesta víctima de un delito tan grave, recurriera. No lo hizo.

Los tres adultos están libres. Los dos menores de edad, por estas cosas de la justicia española, siguen pendientes de la decisión del juez de menores, porque la ley obliga a seguir procedimiento aparte. En cuanto a si pudo ocurrir algo incómodo, gente que conoce el caso nos dice que puede ser, pero que nada delictivo, casi con total seguridad.

En cuanto a la grabación sexual, el vídeo del teléfono del menor. Podría haber sido delito si lo hubiesen difundido pero no les dio tiempo, fueron detenidos esa misma mañana. También sería delito si lo difundieran ahora, conviene recordarlo. Y en cuanto a la chica puede verse expuesta a que ahora ellos, o incluso el fiscal, la acusen de denuncia falsa.