En las circunstancias actuales de expansión de la pandemia por la Covid-19 y acercándose cada vez más la temporada de otoño–invierno, son numerosas las consultas sobre la conveniencia o no de vacunarse de gripe este año.
Según explica María José Gil Domínguez, miembro del servicio de pediatría del Hospital Quirónsalud Huelva– IHP, “si hemos de contemplar que la sintomatología de ambos procesos es parecida (fiebre, tos, dolor de garganta, dolor muscular) y que los picos de ambas epidemias van a converger en algún momento durante la estación invernal, puede llegarse a plantear un escenario complicado en cuanto a recursos sanitarios se refiere. El sumatorio de pacientes afectados por uno u otro proceso puede llegar a desbordar las planificaciones sanitarias con el detrimento en la atención al paciente que esto supone”.
Por otro lado, continúa, “no se descarta la posibilidad de coinfecciones por Sars-CoV-2 y virus de la Gripe según algunos estudios, es decir, que un mismo paciente puede verse infectado simultáneamente por ambos virus, situación que puede complicar la clínica en los pacientes más vulnerables o de riesgo, inmunodeprimidos, enfermedades respiratorias, cardiacas, renales…”.
Tal y como recoge Quirónsalud, en opinión de la pediatra una buena noticia es que todas las medidas sanitarias a las que ya estamos acostumbrados (mascarilla, higiene de manos, distancia de seguridad, etc.) parecen servir para disminuir las tasas de contagios de gripe también, como ha demostrado la experiencia en los meses pasados en el hemisferio sur, donde acaban de finalizar su temporada gripal —febrero-septiembre— (2). No obstante, insiste, “resulta imprescindible tomar todas las precauciones para reducir en lo posible el impacto acumulado de la COVID-19 y gripe, reforzando las medidas de higiene respiratoria y distanciamiento físico, además de la vacunación antigripal.