El alcohol sigue siendo uno de los factores de riesgo más frecuentes en los accidentes de tráfico en España. Según la Dirección General de Tráfico (DGT), está presente en entre un 30% y un 50% de los siniestros mortales. La institución recuerda que “la única tasa realmente segura es 0,0 g/l” y alerta de que incluso consumos bajos pueden alterar la capacidad para conducir.
El alcohol actúa como un depresor del Sistema Nervioso Central. Aunque en un primer momento puede generar sensación de euforia y confianza, pronto provoca pérdida de reflejos, alteración de la coordinación y reducción de la percepción del riesgo.
A partir de una tasa de 0,5 gramos por litro de sangre (g/l), el riesgo de accidente se multiplica por dos, y con 0,8 g/l puede ser cinco veces mayor. Además, los conductores jóvenes o con poca experiencia son especialmente vulnerables a estos efectos.
¿De qué depende la tasa de alcoholemia?
La cantidad de alcohol en sangre varía en función de factores como el peso, el sexo, la velocidad de ingesta, la presencia de alimentos en el estómago o el tipo de bebida. Las bebidas destiladas (como el ron o el whisky) se absorben más rápido que las fermentadas (como la cerveza o el vino), y las bebidas con gas aceleran aún más el proceso. Por eso, dos personas que beban lo mismo pueden alcanzar tasas muy distintas de alcoholemia.
La tasa según el tipo de bebida
Para concienciar a los conductores, la DGT ha elaborado una tabla orientativa que muestra cómo varía la tasa de alcohol en sangre según el tipo y la cantidad de bebida consumida. Aunque las cifras son aproximadas, reflejan que incluso una sola consumición puede situar al conductor cerca o por encima del límite legal (0,5 g/l para conductores en general y 0,3 g/l para profesionales y noveles).

Un hombre de entre 70 y 90 kilos, tras beber una cerveza de 330 ml, puede alcanzar una tasa de entre 0,21 y 0,28 g/l, mientras que una mujer de 50 a 70 kilos llegaría a 0,34–0,48 g/l.
Si el consumo aumenta a dos tercios de cerveza, las cifras se elevan a 0,43–0,55 g/l en hombres y 0,68–0,95 g/l en mujeres, superando ya el límite legal. Con tres tercios, las tasas ascienden hasta 0,64–0,83 g/l y 1,02–1,43 g/l, respectivamente.
En el caso del vino o el cava (12º), un solo vaso de 100 ml genera en los hombres entre 0,16 y 0,20 g/l, y en las mujeres entre 0,25 y 0,35 g/l. Dos vasos elevan la tasa hasta 0,31–0,40 g/l y 0,50–0,69 g/l, mientras que tres vasos alcanzan valores de 0,47–0,60 g/l en hombres y hasta 1,04 g/l en mujeres.
El vermut (17º) presenta cifras similares: un vaso puede implicar 0,15–0,20 g/l en hombres y 0,25–0,34 g/l en mujeres, llegando a 0,47–0,60 g/l y 1,03 g/l respectivamente con tres vasos.
El licor (23º), en pequeñas cantidades, también eleva la tasa rápidamente: un vaso de 45 ml produce 0,13–0,17 g/l en hombres y 0,21–0,30 g/l en mujeres. Con dos vasos se pasa a 0,27–0,35 g/l y 0,43–0,60 g/l, y con tres vasos a 0,40–0,52 g/l y 0,64–0,90 g/l.
En el caso del brandi (38º), una medida estándar (45 ml) implica 0,22–0,29 g/l en hombres y 0,35–0,49 g/l en mujeres; dos vasos ya suponen 0,44–0,57 g/l y 0,71–0,99 g/l, y tres vasos superan con creces el límite, con 0,67–0,86 g/l y 1,06–1,48 g/l.
Finalmente, los combinados (50 ml de alcohol destilado a 38º) resultan especialmente peligrosos: un solo vaso puede implicar 0,25–0,32 g/l en hombres y 0,39–0,55 g/l en mujeres; con dos vasos, 0,49–0,63 g/l y 0,78–1,10 g/l; y con tres vasos, tasas de 0,74–0,95 g/l y 1,18–1,65 g/l.
La DGT advierte que dormir unas horas o tomar café no elimina el alcohol del cuerpo. Una persona con 1 g/l de alcohol en sangre puede necesitar entre seis y diez horas para volver a estar por debajo del límite legal. El riesgo de accidente aumenta incluso con consumos mínimos y la única tasa realmente segura es 0,0 g/l.

