Un avión del Programa Mundial de Alimentos dejó caer un primer cargamento de 21 toneladas en esa zona, que según los primeros informes fue entregado con éxito, dijo el jefe de los servicios humanitarios de Naciones Unidas, Stephen O'Brien, al Consejo de Seguridad.
Hasta ahora, la ONU había evitado suministrar ayuda desde el aire en Siria por los riesgos y dificultades que plantean este tipo de operaciones, pero finalmente ha decidido recurrir a ellos como última opción en ciertas áreas, explicó O'Brien.
La semana pasada el PMA anunció que preparaba el uso de aviones especiales para, desde "una altitud elevada", arrojar con paracaídas alimentos y artículos esenciales para la supervivencia.
Según la organización, en Deir ez-Zor hay unos 200.000 civiles que viven una situación "devastadora", pues en la ciudad no había entrado ninguna ayuda humanitaria desde hace veintiún meses.
La operación es parte de una más amplia para llevar asistencia a localidades sirias cercadas tanto por el EI como por el Gobierno y otros grupos.
O'Brien dijo que, hasta ahora, la ONU y sus socios han podido facilitar ayuda a unas 110.000 personas en zonas sitiadas y cuentan con aprobación para alcanzar a otras 230.000, incluidos los lanzamientos aéreos en Deir ez-Zor.
Sin embargo, aún está a la espera de aprobación para poder apoyar a otros 170.000 civiles, dijo el responsable, que confió en que se pueda recibir esa luz verde "inmediatamente".
Tras los últimos acuerdos, los convoyes de Naciones Unidas han podido entregar asistencia en localidades como Madaya, Zabadani, Fua y Kefraya, tras largos periodos sin acceso.
La organización tiene previsto llevar a cabo otra gran operación en esas zonas el próximo día 28, para la que aún necesita facilidades de las partes en conflicto, incluida la autorización de Damasco, explicó O'Brien.
Este mes la ONU también pudo entregar asistencia a 40.000 personas en Muamadiya, en las inmediaciones de la capital, y está a la espera poder llevar un nuevo convoy esta semana.
Pese a los avances, O'Brien destacó que los servicios humanitarios se encuentran aún con numerosos obstáculos para hacer su trabajo.
Como ejemplo señaló la última operación en Muamadiya, cuando varios camiones fueron retenidos antes de llegar a la ciudad y se retrasó durante horas la entrada de ayuda.
"Me gustaría recordar al Consejo que Muamadiya está a unos 15 o 20 minutos en coche del centro de Damasco. No hay razón para que esta misión tardase más de 48 horas en alcanzar a la gente necesitada", lamentó.
Además, dijo que el Ministerio de Salud sirio denegó la distribución de productos médicos para 30.000 personas.
O'Brien reclamó al Gobierno la aprobación inmediata de la siguiente ronda de convoyes, que deben llevar asistencia a Guta oriental, Homs, Alepo y al sur del país, y dijo que la ONU trabaja en una propuesta para reducir los trámites que hasta ahora ha reclamado Damasco.
"Las operaciones humanitarias no pueden seguir atascadas con restricciones innecesarias e inaceptables, las obstrucciones y los retrasos deliberados están costando vidas", dijo.
O'Brien destacó también la dureza de los combates y los bombardeos aéreos en la región de Alepo, donde el Gobierno y sus aliados llevan a cabo una gran ofensiva, y dijo que se han registrados centenares de muertos y unos 70.000 desplazados.
Además recordó que el pasado 15 de enero siete instalaciones médicas fueron atacadas en un solo día en varios puntos del país, acciones llevadas a cabo por el régimen y sus aliados, según las informaciones con las que cuenta la ONU.
Por su parte, el EI ha continuado sus "ataques indiscriminados", incluidos los atentados del pasado fin de semana en Damasco y Homs, con más de 155 muertos.
O'Brien dijo que el acuerdo para empezar el sábado un alto el fuego debe terminar con la "brutalidad" actual y ser el punto de partida para una solución al conflicto.