Chernóbyl registra un nuevo récord de visitas, 75.000 turistas en lo que llevamos de año

Los expertos lo llaman tanatoturismo, la atracción de los turistas por los lugares relacionados con la muerte. Incluyen en esta clasificación lugares como los campos de concentración, la zona cero de Nueva York, Hiroshima o Nagasaki y por supuesto Chernóbyl. Allí tuvo lugar hace 33 años la mayor catástrofe nuclear de la Historia y desde entonces hay un área de 30 kilómetros alrededor de la central a la que se impedía el paso hasta 2011. Ese año el gobierno ucraniano levantó las restricciones permitiendo realizar visitas guiadas y el número de turistas ha ido creciendo.

El estreno y éxito de la miniserie Chernóbyl, en mayo de este mismo año, ha multiplicado esa afluencia. Sólo durante el mes de agosto se han registrado casi 15.000 visitantes, cinco veces más que al inicio del año.

Las autoridades locales han aprobado 21 rutas para los turistas en la zona de exclusión, siempre acompañados por guías. El principal desafío es que alguno de los visitantes salte alguno de los controles y sufra algún daño. Por seguridad, las visitas deben ser cortas y están prohibidas para los menores de 18 años. Los viajeros no pueden tocar nada de lo que encuentren, ni siquiera a los animales. Las excursiones cuestan entre 80 y 150 euros.

El número de turistas ha pasado de 8.000 a 70.000 en los últimos cuatro años, por tanto incluso antes de la emisión de la serie Chernóbyl. La explosión ocurrida en la madrugada del 26 de abril de 1986 dispersó hasta 200 toneladas de material radiactivo equivalente a 500 bombas atómicas. Todavía hoy la radiación afecta a miles de habitantes de Ucrania, Bielorrusia y Rusia. Hay 200.000 kilómetros cuadrados de suelo contaminados.

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