Con la entrada del nuevo año es común que muchos contratos de alquiler revisen sus precios al alza, muchos inquilinos tendrán que estar pendientes que sus caseros no eleven sus rentas por encima del máximo legal establecido. La clave será el Índice de Referencia de Arrendamientos de Vivienda (IRAV), elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que sustituye definitivamente al IPC como referencia para revisar las rentas.
Para los contratos firmados a partir del 26 de mayo de 2023, la subida anual del alquiler solo podrá aplicarse conforme al IRAV. Este índice toma como referencia el valor más bajo entre varias variables de inflación, con el objetivo de evitar incrementos desproporcionados. En la práctica, las estimaciones actuales apuntan a subidas moderadas, previsiblemente en torno al 2% o 3% anual, aunque el porcentaje exacto dependerá del dato oficial que publique el INE en cada momento. El casero deberá aplicar el índice correspondiente a dos meses antes de la fecha de actualización del contrato.
Contratos anteriores a 2023
En el caso de los contratos firmados antes de la entrada en vigor de la Ley de Vivienda, ese 26 de mayo de 2023, la actualización del alquiler se rige por el avance del IPC. No obstante, estas actualizaciones siguen sujetas a los límites legales que se establezcan en cada ejercicio y a las restricciones que puedan aplicarse en zonas tensionadas.
Aviso obligatorio al inquilino
Para que la subida sea válida, el propietario está obligado a comunicar por escrito la actualización con al menos 30 días de antelación. Si no se cumple este plazo, el inquilino puede seguir pagando la renta anterior hasta que la subida se notifique correctamente. El ministerio de Vivienda ha elaborado una calculadora donde puedes consultar el máximo que puede subir tu alquiler.
Renovación del contrato: el mayor riesgo de subida
La mayor subida no suele producirse en la actualización anual, sino cuando el contrato finaliza y debe renovarse por completo. En esos casos, el alquiler puede ajustarse al precio de mercado, lo que en 2026 podría traducirse en incrementos mucho más elevados, especialmente en grandes ciudades y zonas con alta demanda. En algunos casos, la diferencia puede suponer varios miles de euros más al año respecto al contrato anterior.

