PASAPORTE AL UNIVERSO

Noticias desde Titán: el mundo extraño que podría enseñarnos cómo empezó la vida

Paco Catalá, miembro de la Asociación Valenciana de Astronomía, nos ha llevado en este programa de Pasaporte al Universo hasta uno de los lugares más fascinantes del Sistema Solar: Titán, la mayor luna de Saturno. Un mundo helado, cubierto de nubes y mares de hidrocarburos, que se ha convertido en un auténtico laboratorio natural para la astrobiología.

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Valencia |

Titán no es una luna cualquiera. Es el mayor satélite de Saturno y el segundo más grande del Sistema Solar, incluso más grande que Mercurio. Se encuentra a unas diez veces la distancia entre la Tierra y el Sol y su superficie alcanza temperaturas extremas, cercanas a los –180 ºC.

Lo que realmente lo hace único es su atmósfera: es la única luna conocida que posee una atmósfera densa, con una presión un 50 % mayor que la terrestre, compuesta principalmente por nitrógeno (95 %) y metano (5 %). Bajo su superficie helada se esconde una compleja estructura interna que durante años se creyó que albergaba un océano global de agua con amoniaco, protegido por más de 100 kilómetros de hielo.

Titán es, además, el único lugar del Sistema Solar —además de la Tierra— donde existen ríos, lagos, mares, nubes y lluvia. Eso sí, allí no fluye agua líquida, sino metano y etano. A esas temperaturas extremas, el agua se comporta como una roca, mientras que los hidrocarburos forman un auténtico “ciclo del metano”, equivalente al ciclo del agua terrestre.

Hasta 1980 apenas se sabía nada de esta luna. Fue la sonda Voyager 1 la que confirmó la existencia de su atmósfera opaca y sus gélidas temperaturas. Años después, la misión Cassini-Huygens revolucionó nuestro conocimiento del satélite. Entre 2004 y 2017, Cassini lo orbitó repetidamente y la sonda Huygens protagonizó el aterrizaje más lejano jamás logrado por la humanidad, enviando imágenes y datos directos desde su superficie.

¿Puede haber vida en Titán?

Las condiciones de Titán no parecen, a priori, las más favorables para la vida. Las temperaturas extremadamente bajas ralentizan las reacciones químicas. Sin embargo, la radiación ultravioleta del Sol y las partículas energéticas procedentes de la magnetosfera de Saturno proporcionan la energía necesaria para una química sorprendentemente rica.

En su atmósfera se generan moléculas orgánicas complejas, como las tolinas, y se ha propuesto la posible existencia de estructuras alternativas a las membranas celulares, los llamados azotosomas. Algunos de los compuestos detectados son precursores de aminoácidos y de bases nitrogenadas, los ladrillos fundamentales de las proteínas y del ADN.

Por todo ello, Titán se considera un análogo natural de la Tierra primitiva, cuando nuestro planeta carecía de oxígeno y la química prebiótica sentó las bases del origen de la vida. Un entorno distinto, pero con ingredientes sorprendentemente familiares.

Dragonfly: el regreso a Titán ya tiene fecha

El interés por Titán no se quedará en los datos del pasado. La NASA prepara la misión Dragonfly, un ambicioso proyecto que llevará a esta luna el primer dron octocóptero nuclear jamás enviado a otro mundo.

Dragonfly despegará en julio de 2028 a bordo de un cohete Falcon Heavy y llegará a Titán en 2034 tras un viaje de seis años. Aprovechando la densa atmósfera y la baja gravedad, el dron podrá volar largas distancias, analizar el terreno y desplazarse entre distintos puntos de interés.

Su aterrizaje inicial será en las dunas ecuatoriales de Shangri-La, con un objetivo final clave: el cráter Selk, un lugar donde se cree que existieron agua líquida y compuestos orgánicos durante miles de años.

Titán, ese mundo frío y lejano, sigue revelándose como uno de los destinos más prometedores para comprender no solo cómo funciona la química en otros planetas, sino también cómo pudo surgir la vida en la Tierra. Un auténtico pasaporte al universo.