Un equipo que podría llegar a alcanzar los 97 puntos y que apenas ha encajado 13 goles a estas alturas del campeonato con 34 jornadas disputadas ha demostrado, precisamente lo que es la liga, el torneo de la regularidad. El Barcelona fue constante desde el principio hasta el final aunque a raíz de la derrota en el Santiago Bernabéu consolidó su solidez y mostró una consistencia absoluta en casi todos los partidos.
El Barcelona ha hecho una grandísima liga fallando en muy pocas oportunidades y en muy pocos partidos y demostrando el interés en recuperar el título nacional que había perdido en las últimas tres temporadas.
Algunos dirán que es una liga devaluada porque el Real Madrid y el Atlético de Madrid no han estado a la altura de las circunstancias. Nada que ver. Que el Real Madrid haya fallado más de la cuenta dice mucho de sus rivales y poco del propio Real Madrid, pero los números del Barcelona, independientemente de lo que hicieran los blancos son números de campeón. Con esa puntuación habría ganado la gran mayoría de las ligas, por no decir todas las ligas españolas, excepto un par de ellas, las de los 100 puntos.
El Atlético de Madrid comenzó mal el campeonato y mejoró pero evidentemente el Barcelona no aflojó y de ahí que la distancia entre unos y otros sea sensible y refleje lo muy buen campeonato que ha hecho el Barcelona. Tiempo habrá de analizar los nombres propios del éxito pero ayer el Barcelona, campeonó por la puerta grande y lo hizo como un vendaval ante un español que fue un equipo muy inferior y que cometió numerosísimos errores en defensa, que penalizaron ante la eficacia de los atacantes barcelonistas. Se juntó el peor Espanyol de las últimas semanas y el mejor Barcelona de las mismas épocas y así se produjo una hecatombe españolista, que puede pesarle caro anímicamente en la recta final del campeonato.
Fue un gran Barça para cerrar la liga con un incomensurable Pedri que lidera absolutamente el juego del equipo es un futbolista extraordinario y hace jugar al resto. Con un Lewandowski que reapareció de cara al gol y un Raphinha que cuando tiene el día también marca las diferencias. Con De Jong en un nivel estelar todo fue coser y cantar para un Barcelona en el que descolló también el joven Balde, no solo por su primer gol del primer equipo, sino por una actuación en la que destrozó la banda izquierda en el ataque del Barcelona.
Es una liga que habrá que celebrar muy bien y que nada va a empañar los tristes incidentes que debemos analizar con más calma ocurridos al acabar el partido. Auténticamente, lamentable y que me temo van a pesar considerablemente al Espanyol. Esto es lo que pasa cuando se extreman las posturas en la rivalidad de los equipos porque esto solo es fútbol. Simplemente es un partido. Simplemente son tres puntos. La imagen que dió esa parte de la afición saltando al césped que Cornellá ha dado la vuelta al mundo y dice muy poco del fútbol español y algunos aficionados.