Hablar de torturas en el siglo XXI parece que es hablar de una práctica medieval, pero todavía hoy se siguen practicando en lugares documentados como Guatánamo, en las cárceles turcas a los prisioneros kurdos, por Hamas e Israel, o por el destituido régimen de al-Asaad en Siria. Precisamente mirando a la época medieval, concretamente a 1325, Aragón se puso a la vanguardia en la condena y prohibición de estas prácticas.
En 1325, el Rey Jaime II el Justo declaró, en las Cortes reunidas en Zaragoza, la prohibición del Tormento Judicial. El catedrático Guillermo Fatás, explica cómo esta práctica se realizaba en el trascurso de un proceso jurídico habitual en los que los jueces tenían la certeza de que el acusado había cometido un crimen o un delito, pero no confesaba y tampoco había testigos suficientes. Estos jueces, dependientes del rey, tenían autorización para “darles tormento”. Se trataba de “retorcimientos de cuerda, a veces se les ataba en una mesa o un potro y se les estiraba brazos y piernas, otras se colgaban en una cuerda y se les descoyuntaban”, relata Fatás.
Cuando confesaban bajo este tormento, después había que repetir el proceso judicial para comprobar que lo que había confesado a través de estas prácticas, era cierto. En 1283, los aragoneses que tenían representación en las Cortes ya solicitaron al Rey la prohibición de estas prácticas, algo, que como explica el profesor Guillermo Fatás, se les concedió, pero se seguía practicando.
Eso hizo que cuando se celebraron Cortes en Zaragoza en 1325, se le presentara una reclamación a Jaime II y “humildemente pidieron al rey que ratificada la prohibición y se convirtiera en ley formal y aprobada en Cortes”. Esto sucedió el 10 de octubre de 1325.
Fue una medida pionera en aquella época en la defensa de los derechos humanos y como ley, pasó a ser uno de los Fueros de Aragón. El catedrático emérito de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza asegura que en ese momento estaba surgiendo la figura del Justicia de Aragón y a él se le encomienda la vigilancia de esta norma a través de sus lugartenientes, en la mayoría de los casos eran letrados y juristas porque había diversos procesos en los que el Justicia debía intervenir.
Este fuero, esta prohibición del Tormento Judicial, era un derecho territorial por lo que, aunque no se fuera aragonés, si se le enjuiciaba dentro del reino, también tenía derecho a que interviniera el Justicia en su favor e impedir que los jueces continuaran con el proceso.
Justicia de Aragón
Esta publicación que rememora los 700 años desde que en Aragón se prohibiera el Tormento Judicial, editada por el Justicia de Aragón, es una de las diversas actividades que se han organizado desde la institución aragonesa en este 2025. La publicación ha sido coordinada por el catedrático emérito de Derecho Civil de la Universidad de Zaragoza, Jesús Delgado Echeverría, pero aglutina los trabajos de los juristas y académicos Jesús Morales Arrizabalaga, Daniel Bellido Diego-Madrazo, Guillermo Fatás Cabeza, Juan Francisco Baltar Rodríguez y Natividad Fernández Sola.
Entre las páginas de esta publicación se puede apreciar diversas ilustraciones realizadas por el profesor Delgado Echevarría.
