Lehecka, un año y medio mayor que Alcaraz y que explosionó este curso, con cuartos en Australia y Doha, era una presa mucho más sencilla que Rinderknech. No posee el saque del galo, ni su juego ofensivo ni su imprevisibilidad. Intentó competir al español desde el fondo y con contadas escasas a la red, y ahí no tuvo nada que ganar.
El de El Palmar, eliminada la ansiedad de la primera cita, estuvo mucho más suelto, más tranquilo. Salió con la idea de dominar y no tardó en colocarse 3-0 arriba. Su punto álgido fue una bola cortada de derecha a media pista, lanzada al fondo, en otro guiño al maestro de ese golpe, Roger Federer.
Con el primer set abrochado, Alcaraz no se quiso acobardar, fue a por más. Ganó diez de los trece primeros puntos del segundo parcial y dejó para la retina dos 'passings' consecutivos sobre el saque de Lehecka, uno de derecha y otro de revés. El checo tuvo después tres pelotas de rotura en un juego que se alargó más de diez minutos, pero Alcaraz, con otra dosis de sufrimiento, no permitió sorpresas.
Si tras el duelo ante Rinderknech, Alcaraz aseveró que no tenía muchas expectativas de cara a este torneo, las quinielas ahora le tienen más en cuenta. Su tenis ya está adaptado a la hierba y si alguien será capaz de descifrarlo y ponerle freno es uno de los grandes enigmas de la semana en Queen's.
Su siguiente rival será Grigor Dimitrov, al que ya apabulló hace poco más de un mes en el Masters 1.000 de Madrid. El búlgaro, que no ha perdido ni un set en toda la semana, supero en dos sets al argentino Francisco Cerúndolo con comodidad.