Los de Arsene Wegner acabaron sucumbiendo al desastre de la ida (1-3) y, como entonces, fallando numerosas ocasiones de gol en una falta de acierto que les deja fuera de Europa por la diferencia del valor de los goles en campo contrario.
Podrán consolarse con la satisfacción de haber marcado dos goles a una defensa que solo había recibido dos en siete encuentros y haber hecho temblar a la zaga menos batida de Europa y de Francia. Y ganar su quinto encuentro consecutivo. Y mantener su serie positiva en Francia, donde nunca han perdido.
El Mónaco respiró cuando el colegiado pitó el final del encuentro y solo entonces pudo saborear la clasificación para cuartos, la primera desde 2004, año en el que con Didier Deschamps en el banquillo y Fernando Morientes en la delantera llegaron a la final.
Los "gunners" tenían que escalar una auténtica montaña, superar un resultado adverso que ningún otro equipo había remontado en la historia de la competición. Para lograrlo, Wenger puso toda la dinamita en el campo. Cazorla por delante de la defensa, Ozil como enganche y Giroud en la punta, respaldado por los costados por Aléxis Sánchez y Welbeck.
Tardó el Arsenal en hacerse con los mandos del partido, ante el correoso rival, que su entrenador, el portugués Leonardo Jardim, reforzó con el exsevillista Kondogbia en el centro del campo, que se convirtió en un terreno minado para la creación.
Conscientes de ello, los británicos buscaron un juego directo, que siempre acababa en Giroud, bien asistido por Ozil, Sánchez y Welbeck. El internacional francés, que había multiplicado los errores en la ida, mantuvo su mala racha.
Hasta que en el minuto 36 le sonrió la suerte. Una internada suya le dejó solo ante el meta monegasco Subasic, que le ganó el mano a mano, pero el rechace volvió a las botas del atacante que, a la segunda, encontró el camino de la red.
Sombrío hasta ese momento, el Arsenal comenzó a creer en que la remontada era posible. Dos minutos más tarde, Welbeck dispuso de un buen disparo desde la medular del área, pero el balón se estrelló en el defensa Adbennour.
En el descuento, Giroud dispuso de otro balón rechazado pero en esta ocasión Subasic lo detuvo. El trepidante final del primer tiempo llevó los nervios al campo monegasco, que comenzó a temer la remontada. En el minuto 53 Ozil obligó a Subasic a una gran parada en el lanzamiento de una falta, pero en ese periodo del partido era el Mónaco el que más peligro creaba al contragolpe, un arma que dio mucho resultado en la ida pero que fue inerte en el Luis II.
A la hora de juego Ozil dispuso de una buena ocasión, pero fue en el 79 cuando Ramsey, que había sustituido a Coquelin cuando Wenger decidió jugarse el todo por el todo, logró el tanto que hacía posible el milagro.
Una combinación entre Ozil y Sánchez permitió a Walcott estrellar el balón en el larguero y el rechace llegó en un error defensivo a Ramsey que logró el tanto. Esperaba un infierno de diez minutos al Mónaco, que se atrincheró en sus posiciones.
El Arsenal se lanzó a por la gesta en un final trepidante. Subasic sacó de la línea de gol un cabezazo de Giroud tras una falta magníficamente sacada por Cazorla. El Luis II, lleno como nunca, tembló al mismo ritmo que la otrora sólida defensa de su equipo. El Arsenal puso todo el coraje pero le faltó el orden y la calma para derribar el muro monegasco y conseguir la gesta.