OPINIÓN

Monólogo de Alsina a las 7:00: "Paternalismo en Barcelona con los Okupas"

Colombia. La tesis del secuestro de Salud Hernández se afianza con la información exclusiva que facilitó anoche a sus oyentes BluRadio: una conversación interceptada a guerrilleros del ELN en la que hablan de una periodista que tienen en su poder y que están moviendo.

Carlos Alsina

Madrid | 25.05.2016 09:53

No sólo no aparece Salud Hernández sino que hay otros dos periodistas desaparecidos. Diego de Pablos y Carlos Melo, de Radio Cadena Nacional, viajaron al barrio en el que fue vista por última vez la corresponsal española, en el barrio de Filogringo, y no han dado señales de vida.

Otros tres reporteros de otros medios fueron también retenidos varias horas, aunque a estos les quitaron los equipos y les dejaron marchar. Diego Velosa, periodista de Caracol que se pudo escabullir, ha contado cómo estos hombres armados les recriminaron por no pedirles autorización para estar en El Tarra.

La fiscalía general del Estado exige al gobierno colombiano información clara sobre lo que está sucediendo en el Catatumbo. El presidente Santos reitera que ha reforzado la presencia de altos mandos en la zona y el alcalde de El Tarra se quita de en medio. Dice que la desaparición de periodistas es culpa de ellos por no respetar los protocolos de seguridad, que consisten en informar al municipio de todos sus pasos para que puedan facilitarles protección frente a las bandas organizadas. Si los periodistas deciden ir por su cuenta se arriesgan a que los secuestren.

Segunda noche de disturbios en el barrio de Gracia de Barcelona. La manifestación, no muy numerosa ——quizá quinientas personas— en protesta por el desalojo de los okupas de un local comercial que tiene dueño terminó en bronca. Unos cuantos rompieron la puerta del local para okuparlo de nuevo e intervinieron los antidisturbios de los Mossos d'Esquadra.

A las nueve y media, una reportera de Antena3 fue increpada por algunos de estos manifestantes a los que desagrada que se dé una versión de los hechos distinta a la suya.

Con dos narices la periodista seguía con su relato a la vez que se movía para evitar que el pelma éste que tenía a su lado, y que intentaba sabotearla, saliera en cámara haciendo el numerito del activista indignado con los medios.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, die que sí pero que no. Que no, pero que sí. Que por supuesto condena los incidentes, que se vuelque un coche, que se quemen contenedores. Nada de violencia. Pero… El famoso pero que rebaja la afirmación que le precede. El pero de Colau. El ahora bien.

Ahora bien, hay que preguntarse qué hay detrás. Se lo pregunta y se lo responde: detrás hay muchos vecinos del barrio disgustados con que se cierre lo que llama un espacio social.

Había muchos vecinos molestos con el cierre porque "este espacio social está muy arraigado y cuenta con la complicidad del tejido vecinal". Espacio social es el local tomado por los okupas que el alcalde Trías, para no complicarse la vida, decidió que pagaran (el alquiler) todos los vecinos de Barcelona. Y “tejido vecinal” (a Colau a veces hay que desencriptarla) son grupos que apoyan a los okupas y lamentan que se les saque de allí.

Tiene razón en una cosa la señora Colau: el origen de este asunto es que el alcalde de antes, señor Trías, se compró unos okupas. Para quitarse de problemas, decidió que los barceloneses le pagaran el alquiler del local a la inmobiliaria propietaria. El ayuntamiento pagaba cinco mil euros al mes y así los okupas podían seguir con su labor cultural (y de tejido social). Y el gobierno municipal de ahora, el de Colau, sensible como pocos al escándalo que, para él, supone que haya locales vacíos, dejó de pagar el alquiler por dos razones: porque no parece razonable que toda Barcelona le costee un local a unos okupas y porque habló con ellos y descubrió, cielos, que ellos no sabían que estaban subvencionados por el sistema. Se enfadaron un montón porque se sintieron tratados como críos, con paternalismo, qué espanto.

Que sí pero no, que no pero sí.

La CUP, por supuesto, apoya a los alborotadores que volcaron un coche y prendieron fuego a unos contenedores, así como a los manifestantes que anoche gritaban que la policía tortura y asesina. Y no apoya a los mossos de esquadra que son, en opiniòn de la CUP, lo peor de lo peor.

Entiéndase que la CUP sigue siendo un partido coherente. Es anti sistema. Es anti capitalista. Es anti policía. Es anti locales comerciales comprados por inmobiliarias. Y también es anti burguesía catalana, pero en eso hicieron una excepción en enero y se casaron con Junts pel sí para alumbrar la inexistente república independiente catalana.