OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Colocar afines en todos los cargos posibles"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el mal ejemplo de regeneración política y amor por la pluralidad que da Pedro Sánchez al ser la afinidad política el criterio que más pesa en los nombramientos de cargos públicos.

Carlos Alsina

Madrid | 08.05.2024 08:38

Démosle un voto de confianza al presidente y admitamos que en algún momento haya podido pasar por su cabeza un afán sincero por mejorar los usos democráticos de España. Creamos, por un momento, que más allá de su obsesión de estos días (perfectamente interesada) por la máquina del fango y demás salmos, tiene una vocación real de limpieza alarmado por la falta de confianza que manifestamos los españoles hacia nuestras instituciones.

Ahí está el informe del Banco de España: la confianza en los partidos, en el Parlamento y en el gobierno, en mínimos, muy por debajo de la media europea. Se salva la Justicia, en la que confiamos más que los franceses o los italianos.

Propuestas para la regeneración democrática

Por si acaso el presidente, en algún momento de debilidad, estuviera tentado de regenerar de verdad la democracia ofrezcámosle una idea sencilla. De algo que está en su mano y sólo en su mano. Incluso dos ideas.

Mira, la primera, devolverle a todos los españoles la propiedad de la sala de prensa de la Moncloa. Es decir, dejar de apropiársela como si fuera su oficina particular de campaña. Bueno, estos días oficina de campaña del PSC.

Primera idea para la regeneración democrática, que el gobierno se ocupe de lo que le corresponde y saque sus manos de aquello que no es cosa suya

Ocurre que en ningún lugar está escrito que una de las misiones del gobierno sea opinar sobre el voto que emitirán los catalanes este domingo. Menos aún, incurrir en una reproducción tan fiel y tan sospechosa del estribillo que estos días viene entonando Salvador Illa. Aquí la ministra portavoz haciendo de portavoz de la campaña de Illa.

Qué extraordinaria coincidencia en las palabras y en el mensaje. Y qué llamativo que la ministra opine sobre una campaña electoral que no es competencia del gobierno pero luego le pregunten por el revés judicial que ha encajado el fiscal general del Estado y ahí sí, diga que esto no va con ella.

Pues eso: primera idea para la regeneración democrática, que el gobierno se ocupe de lo que le corresponde y saque sus manos de aquello que no es cosa suya. Qué te digo yo, la renovación del Consejo General del Poder Judicial, por ejemplo.

Uno tiene que empezar por dar ejemplo

Segunda idea, muy al alcance también del presidente: nombrar alguna vez para algún cargo a alguien que no sea de su órbita. Ése sería un hermosísmo mensaje regenerador, presidente. Ayudaría a que alguien creyera no sólo que usted contempla la posibilidad, aunque sólo sea como hipótesis, de que alguien de derechas sirva para algo, sino que es un bulo eso que dice la oposición de que allí donde ve una oportunidad, se lanza a controlar (colonizar, dicen sus críticos) las instituciones del Estado.

Segunda idea, muy al alcance también del presidente: nombrar alguna vez para algún cargo a alguien que no sea de su órbita

Con esto pasa como con los insultos, la cortesía y el juego limpio. Uno tiene que empezar por dar ejemplo. Mira que el presidente debutó con aquel gobierno multicolor que se dio en llamar el gobierno bonito y que se pretendía transversal porque había personas muy apreciadas por sus carreras profesionales y no significadas estrictamente ni con el socialismo ni con el sectarismo: quién nos ha visto y quién nos ve, el ejemplo más destacado era el juez Grande-Marlaska. Junto con Nadia Calviño y con Duque, el astronauta.

Después de aquello, sin embargo, el criterio que más ha pesado en los nombramientos que ha ido haciendo el presidente ha sido el de la afinidad política. Da igual cuál fuera el puesto.

Malas lecciones de regeneración política

Mal puede dar lecciones de regeneración democrática y amor por la pluralidad quien cuando tuvo que escoger fiscal general del Estado escogió a su ministra de Justicia. Quien cuando tuvo que elegir sustituto para la fiscal general escogió al preferido de la fiscal general ex ministra. (Mal día, hoy, para Álvaro García Ortiz, dos reveses judiciales en el mismo día). Quien cuando hubo de nombrar dos magistrados del Tribunal Constitucional colocó a su ex ministro de Justicia y a una directora general de la Moncloa. Quien puso al frente del Centro de Investigaciones Sociológicas a un militante y activista de su causa.

Sí, ya, si sociólogos hay miles, pero sociólogos presidentes del club de fans de Sánchez sólo hay uno, que es Tezanos.

Mal puede dar lecciones de regeneración y amor por la diversidad política quien pone al frente del Consejo de Estado primero a su ex ministra de Trabajo y cuando el Supremo se lo anula, a su ex vicepresidenta del gobierno

Mal puede dar lecciones de regeneración y amor por la diversidad política quien pone al frente del Consejo de Estado primero a su ex ministra de Trabajo y cuando el Supremo se lo anula, a su ex vicepresidenta del gobierno. Quien sienta en la presidencia de la Agencia EFE a un antiguo subordinado. En el Instituto Cervantes a un escritor y columnista que combate a la derecha. En la presidencia de Correos al jefe de gabinete de su ejecutiva en el partido. Primero en Correos, después en la empresa pública de infraestructuras terrestres. En la presidencia del Hipódromo a su jefa de prensa en Ferraz.

De embajador en la Unesco, a su ex ministro de Cultura. De embajador en la OCDE, a su ex barón valenciano. De embajadora ante el Papa a su ex ministra de Educación. De embajadora en la OEA a su ex ministra de Sanidad. Y desde hoy, no me olvido, de consejero en Telefónica al coautor del libro que publicó el presidente basado en su tesis doctoral.

Es verdad que Ocaña ha hecho muchas otras cosas, pero escribió a cuatro manos un libro con quien hoy le nombra voz del Estado

Es verdad que Ocaña ha hecho muchas otras cosas, pero escribió a cuatro manos un libro con quien hoy le nombra voz del Estado (en realidad, del gobierno) en la empresa privada en la que Sepi desembarca.

Paréntesis: al nombrar a un hombre para este cargo en sustitución de una señora, la representación femenina en el Consejo de Telefónica queda por debajo del 40% e incumple la ley de paridad que impulsó el gobierno. Ya podía haber nombrado a Irene Lozano, tan coautora de libros presidenciales como Ocaña, y así lo habría mantenido casi paritario).

Hechos que revelan una forma de entender la función pública

Le preguntó Pepa Bueno al presidente en El País el domingo si iba a revisar su política de nombramientos para empresas públicas. Fue una de las preguntas que el presidente evitó responder.

¿Ha nombrado el presidente en seis años a alguien que no fuera de su cuerda? ¿Se lo habrá planteado siquiera?

Ninguno de estos nombramientos hechos por el presidente -presidentes de empresas públicas, consejeros, responsables de instituciones, embajadores- es un bulo, o una desinformación, o una imputación injuriosa. Sólo son hechos. Que revelan una forma de entender la función pública y la ventaja, para ser colocado, de militar en una causa política:, en concreto, y en estos tiempos, la causa sanchista. ¿Ha nombrado el presidente en seis años a alguien que no fuera de su cuerda? ¿Se lo habrá planteado siquiera?