Existen personas escogidas por una fuerza superior, para defender una vocación. Son el espécimen que pone carne y hueso a un talento. Y en el caso de la ópera, donde nacen los divos, nos atrapan desde la primera nota. Son los defensores del repertorio que abrazan y, al mismo tiempo, rechazan el divismo. Un término que ha sido pervertido a lo largo de los siglos. Ellos, y ellas, son: los divos de la ópera.
En origen, unos pocos privilegiados elegidos por la divinidad para encarnar una aptitud. En tiempo, y en algunos casos, seres caprichosos, soberbios y con un alto nivel de egocentrismo. Hay sombras dentro del divismo, pero también luces, y a día de hoy muchos llevan el término a la dignidad.
Y ejercen de esos seres humanos, que nos elevan al cielo, a lo divino con un sentimiento y una emoción que ‘’guía vidas’’ como bien sabe y expresa Jesús Ruíz Mantilla, escritor y periodista que lleva casi treinta años escribiendo sobre ópera y música clásica en El País. Y que ha recogido a los divos del futuro, del pasado y también, como él ha bautizado, a los divos de despacho, y los ha reunido en su último libro: 'Divos'. En Por fin no es lunes charlamos con él.
