La Ley de Transparencia es un ejercicio de sensatez
La ley de transparencia tramitada en el Congreso es, ante todo, un ejercicio de sensatez. Conocer el destino de todos y cada uno de los euros públicos debería haber sido de obligado cumplimiento hace años. Nos hubiéramos ahorrado recelos sobre el destino de nuestro dinero, que han desembocado una clara desafección hacia personas e instituciones.