Tenemos un gravísimo problema de agua en España. El partido socialista se comprometía literalmente en su programa electoral de 2019 a evitar la pobreza hídrica mediante una adecuada gestión porque la planificación hidrológica que heredaban no garantizaba el agua potable a medio plazo para personas y cultivos. Pues bien. Promesa incumplida porque el problema lejos de resolverse se ha agravado. No es culpa del gobierno que cada vez llueva menos, que las cuencas se sequen o que los acuíferos pierdan volumen, pero sí es su responsabilidad y el compromiso que ellos mismos asumieron, la adecuada gestión del recurso para que se garantice el suministro a personas y cosechas. Les decía la semana pasada que si pusieran el mismo empeño en destrozarse entre ellos que en hacer planes hidrológicos podríamos regar por inundación.