La de veces que han dicho los padrinos del “procés” lo de la judicialización. Pues el fútbol les copia: Vinicius en Plaza Castilla, el paseíllo semanal hacia la Audiencia Nacional por lo de Rubiales y el goteo de datos del affair Negreira. ¡¡Y yo en la cafetería de la facultad cuando se impartía la asignatura de derecho!! Ya me vale…
Pero espera, que al conocimiento recomendable sobre leyes vamos a tener que sumar los periodistas deportivos nociones de diplomacia. Seguimos con el cosquilleo por lo del Mundial 2030, pero hasta diciembre de 2024 vamos a tener que pelearlo todo hasta con nuestros vecinos de candidatura. Ya ha asomado la patita el presi de la federación marroquí: ‘qué bonita sería una gran final en Casablanca’. Pobre Sánchez. Tras acabar exhausto con Puigdemont como anunciáis que terminará… ¡a pegarse con el Rey Mohamed VI!
El caso es que tenemos entretenimiento y necesidad de abarcar más campos. Lo jurídico, la geopolítica y añadamos las mates aplicadas para poder ponderar si una Copa del Mundo merece o no la pena en lo económico. De las 12 últimas solo dicen haber ganado dinero México en el 86 y Putin, cuya contabilidad en la cita de 2018 puede ser tan creíble como la del Barça con los pagos arbitrales.
Y si ya queremos la consideración cum laude en el ejercicio de la profesión, el componente ambiental. Los vuelos multiplicados uniendo continentes, los desplazamientos masivos y las huellas de carbono. Las previsiones de los que saben sobre los casi 50 grados que puede tener la Península Ibérica y alrededores para la fecha señalada. En fin, que estamos muy contentos por la elección como puede extraerse de mis palabras.
