Fernando Ónega: "Los dos bloques políticos están al grito de guerra de 'no pasarán'"
Es una batalla institucional. Es un choque institucional. Es, por tanto, un conflicto institucional.
Y con cuatro grandes perfiles. Primero, la Mesa del Congreso, contra la Mesa de la Comisión de Justicia. Segundo, la mesa del Congreso contra el Gobierno. Tercero, el Senado, en medio, con su capacidad de veto. Y cuarto, una Mesa del Congreso cuyo poder es superior al Pleno, aunque el Pleno representa a la mayoría que hizo caer a Rajoy. O sea, que el embrollo es descomunal y no es extraño que todos sus agentes crean que tienen razón y traten de imponerla.
Aún así, por encima del barullo legal y operativo, aquí lo evidente es que la política española está dividida en dos bloques y se consagró esa división: a un lado, PP y Ciudadanos, que cuando quieren funcionan como coalición; al otro, todos los demás. Y ambos bloques, al grito de guerra de "no pasarán".
Posición personal: el Gobierno debe poder aplicar su programa y la oposición tiene derecho a impedirlo. Esas son las reglas del juego. Si es así, el Gobierno y sus socios no deben buscar atajos que hagan imposible su victoria. El veto a la ley de Presupuestos en el Senado no existe para ninguna otra ley. Por tanto, es excepcional. Por tanto, se puede revisar y corregir. Hágase sin atajos ni trucos. Empréndase como estaba previsto: con la tramitación de otra ley con la urgencia que sea. Y que gane quien tenga más votos. Aunque se retrasen los Presupuestos. Esa sería la normalidad.