El señor Sánchez apela al patriotismo de los demás como si el patriotismo fuese una exclusiva de su gobierno.
Si el Partido Popular, por ejemplo, aprueba el decreto de Sánchez, es un patriota. Si no lo aprueba, no lo es.Esta limitación o condicionante tampoco es muy patriótica. Pero dejémoslo ahí, porque ya sabemos que es una característica del actual presidente.
Para el señor Núñez Feijóo, en todo caso, esto es como una trampa. Será una de sus primeras actuaciones, si no la primera, como presidente nacional del PP.Si apoya el decreto del Gobierno sin más, no faltará quien le diga desde la derecha más derecha que es un colaboracionista.
Si no lo aprueba, el propio Gobierno y los partidos que lo sostienen le dirán que nada cambió con su persona y que el PP sigue siendo el partido con el que no se puede contar para pactos de Estado.
Ese es el desafío. Con lo cual, el señor Feijóo tiene que actuar según su conciencia y la conciencia dice que este momento del país está por encima de las estrategias de partido. Si las medidas son buenas y necesarias, apoyarlas. Si no, rechazarlas.
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Y el señor Sánchez, para ganar su voto, tendría que hacer algo más que apelar al patriotismo. Tendría que negociar; tendría que dar información real de la necesidad de las medidas; tendría que demostrar que busca algo más que soldar a su gobierno tan dividido y tendría que aceptar alguna de las ideas patrióticas, que también existen en la oposición.