EL INDULTADO

Rubén Amón indulta a los reemplazados: "Como si entre un blanco, un negro o un asiático hubiera otra diferencia que la pigmentación"

Amón indulta a los reemplazados, una doctrina racista y supremacista en auge en Estados Unidos que anima a tomar medidas frente a la llegada masiva de asiáticos, latinos y negros que "vienen a quitarnos el trabajo".

Rubén Amón

Madrid | 23.05.2022 10:22

Ha sido Marta García Aller quien nos ha puesto sobre aviso respecto a la teoría y práctica del reemplazo. Una doctrina racista y supremacista de acuerdo con la cual urge tomar medidas respecto a la manera en que progresan demográficamente en EEUU los asiáticos, los latinos y los negros.

El movimiento, en rigor, nació en Francia hace una década, como rechazo y repulsa a las “invasiones migratorias”. Los extranjeros de otras razas vienen a quitarnos el trabajo, las tradiciones, la asistencia médica, la educación. Y se valen de sus índices de natalidad para sustituir a los arios puros.

Sería una excentricidad la teoría del reemplazo si no suscribieran la idea algunos congresistas republicanos. Y si no se inspiraran en ella los pistoleros radicales de la causa, empezando por el sujeto megablanco que asesinó a 11 afroamericanos hace unos días en Buffalo.

Me recuerda la teoría del reemplazo a aquella terrible película de La invasión de los ultracuerpos, de Don Siegel. Y aquellas extrañas vainas que brotaban en un pueblo de California. Y de cuyos frutos surgían clones idénticos a los vecinos, hasta el extremo de suplantarlos. Los reemplazados.

Una película de terror implica este repunte xenófobo al que se adhieren los partidos ultraderehcistas. Echan de menos cuando solo éramos blancos. Y reclaman una sociedad monocolor y anodina que se ampara en las trasnochadas doctrinas raciales.

Como si entre un blanco, un negro o un asiático hubiera otra diferencia que la pigmentación. Y como si quisieran privarnos del mestizaje y el cosmopoiltismo, tratando de demostrar que los blancos estaban allí antes que nadie, cuando todos fuimos negros en la garganta de Olduvai.