OPINIÓN

Monólogo de Alsina: Luis Fernando Baranda

Carlos Alsina homenajea al compañero de Onda Cero en el País Vasco recién fallecido, Luis Fernando Baranda, a los 58 años.

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Carlos Alsina

Madrid | 10.04.2023 08:37

Hoy es jornada de duelo en esta cadena de radio que usted escucha. Y como usted es parte de la familia, entenderá que a esta hora de la mañana empiece con el nombre, la persona, el carácter de uno de los nuestros: Luis Fernando Baranda. Nuestros oyentes del País Vasco llevan treinta años escuchando su voz. Los seguidores del Athletic Club de Bilbao, sobre todo. Cuántos partidos del Athletic no habrá hecho para el Radioestadio. Luis Fernando Baranda. Su nombre evocaba tardes de fútbol y tardes de radio. El martes de la semana pasada estuvo en San Mamés, dónde si no, con Gorka Citores para contarle a Edu García el ambientazo de la semifinal de Copa.

San Mamés, que está a un paso de los estudios de Onda Cero Bilbao, o a medio paso. A medio paso de casa, porque Luisfer, como tantos otros compañeros que llevan ---o llevamos--- en esta radio treinta años, tenía dos casas: la suya y esta otra que compartimos ustedes y nosotros. O sea, la suya y la suya. Me contaba ayer Floren Mancisidor, que es nuestro director en el País Vasco ---compañero, jefe, compadre y amigo de Luisfer--- que una de las primeras cosas que tuvo que encargarle fue que se ocupara de los toros, la información taurina (sin dejar de hacer todo lo que ya hacía porque en la radio se crece por acumulación, siempre hay que hacer más cosas, nunca menos). Y que Luisfer le dijo que no sabía una palabra de toros. Pero no para escaquearse ---que eso sí que no formaba parte de su carácter--- sino por no generar falsas expectativas. Oye, era un tío honrado. Honrado, aplicado, bienhumorado y leal. Acabó sabiendo más de toros que Antoñete. Y de lo que hiciera falta, porque igual que te contaba la última hora del Athletic te ponía al día de la actualidad de Euskadi en La Brújula de Latorre.

Es una gran verdad que nunca sabemos qué va a ser de nosotros cuando comienza el día. A las tres de la tarde de ayer Edu inició el Radioestadio con la noticia del fallecimiento de Luis Fernando Baranda y quienes estábamos escuchándole quisimos creer que le habíamos entendido mal porque la noticia de la muerte de un gran tipo, lector empedernido, por cierto, y puro ADN de esta casa, cuesta tanto digerirla que hoy todavía estamos en ese proceso.

Vaya nuestro aliento a toda su familia, a su padre, casi ya centenario, y a toda nuestra gente del País Vasco. A la que es y a la que estuvo. Incluido Monje, a quien tengo también por uno de los nuestros, y que ayer se asomó a nuestra antena para evocar a quien le enseñó cómo se hace esto.

En el recuerdo a Luis Fernando Baranda, y doliéndonos por su ausencia, les doy la bienvenida una mañana más a esta que siempre fue su radio. Buenos días desde Onda Cero.

Lunes de Pascua. Con prórroga de las jornadas festivas en seis comunidades autónomas. Seis frente a once. Más Ceuta y más Melilla. Somos más los españoles que hoy madrugamos que los que no. De regreso a la rutina tempranera y dejando atrás esta Semana Santa que nos dejó episodios tan enternecedores como el de Sánchez licuándose en sonrisas con Giorgia Meloni, la mujer más poderosa de la extrema derecha europea (mucho más que Le Pen, sin comparación con Macarena Olona) y a la que, en la distancia corta, no parece que viera merecedora de un cordón sanitario. Con la extrema derecha de fuera sí le es posible alcanzar acuerdos, a diferencia de la extrema derecha de dentro. Gobernar es cabalgar contradicciones, que diría Pablo Iglesias. Ya advertimos aquí al departamento de persuasión y propaganda de la Moncloa que no abusaran del estribillo ése de que no hay partido conservador en Europa que se encame con la extrema derecha, salvo el PP, porque en Italia llevan meses en la misma cama y porque el propio Sánchez, que tiene prometido combatir el extremismo populista en Europa, tendría que compartir cumbres y quién sabe si políticas con esta señora. Qué pensaría el ministro Marlaska al escuchar a Meloni ensalzar la coincidencia en política migratoria de los gobiernos de Italia y España.

En la confianza de que arreglen los suyo los dos púgiles que andan peleados por el control del extremo izquierdo

Pero bueno, terminó la Semana Santa y ya vienen avisando los estrategas gubernamentales de que el presidente sólo se dedicará, en adelante, a cultivar su talla de dirigente internacional ---qué digo internacional, planetario--- y a hacer campaña por los candidatos socialistas a las elecciones de mayo. (Por aquéllos que quieran que haga campaña con ellos, se entiende, a las nueve conversaremos aquí con Emiliano García-Page, barón castellano manchego que o saca mayoría absoluta o se queda fuera: él no cuenta con el comodín de Podemos porque las encuestas dan a los morados cero patatero; y al yolandismo también porque no se presenta). Perfil planetario y mítines a cascoporro, que diría Latorre. Ésa es la agenda que le espera al presidente las próximas siete semanas. En la confianza de que arreglen los suyo los dos púgiles que andan peleados por el control del extremo izquierdo, esto que ahora llaman el espacio. O sea, la carrera espacial que se traen, bastante a ras de suelo, subterránea por momentos, el padre Iglesias y la vicepresidenta segunda marca, Yo Yolanda Díaz. Él intentando doblegarla a base de prédicas en Youtube y ella intentando ahogarlo a él en sermones de amor, esperanza e ilusión, qué gran letrista de canciones de misa hemos perdido.

Las encuestas dicen que Yolanda es más popular que nunca pero tiene los mismos votos de siempre. O sea, que los que gana ella los pierden Podemos y el PSOE. De momento no hay aluvión de nuevos votantes que se habrían abstenido de no presentarse ella y ahora inundarán las urnas de papeletas yolandistas. Lo que hay es mucho votante (o ex votante) de Podemos que a la hora de elegir entre los Iglesias-Montero-Belarra y los Díaz-Errejón-Colau se apunta a estos segundos. ¿A quién queréis más? ¿Al fundador o a la heredera emancipada? ¿Al pitufo gruñón, como llaman a Iglesias algunos de Yolanda o a la traidora, como la llaman a ella los de Iglesias? Esto de los ejes que tanto gustaba a los politólogos tras el 15-M. Ya no era la derecha y la izquierda, sino lo nuevo y lo viejo. Los de arriba y los de abajo. Por alguna razón hay mucho votante del extremo izquierdo que ve a Podemos como lo viejo y a Sumar como lo nuevo, aunque lleve dentro un surtido de marcas tan antiguas como Podemos. Piensa en el PCE. O en Izquierda Unida, qué fue de los botellines que compartieron Garzón e Iglesias. Lo nuevo contra lo viejo. Más que los de arriba y los de abajo porque en realidad están todos y todas bastante arriba. La que no es ministra es alcaldesa o se avergüenza de haber cobrado el bono térmico.

Hay mucho votante del extremo izquierdo que ve a Podemos como lo viejo y a Sumar como lo nuevo

Dijo Sánchez que él confía en que encajen todas las piezas del puzle. Entiéndase para que el puzle sea su foto, claro, prometiendo el cargo de presidente para otros cuatro años. O catorce. Está el puzle un poco verde. Belarra animó a Yolanda este fin de semana a demostrar su deseo de pactar las listas con ellos haciendo campaña por Podemos. Sí, claro. En la Comunidad Valenciana, por ejemplo, donde el yolandismo que es Compromís se enfrenta al Podemos pata negra, que es el de Iglesias. O en Madrid, por ejemplo, donde el yolandismo es Mónica García, la mujer que puso a Iglesias en su sitio cuando éste se ofreció como salvador de la izquierda madrileña. Hace dos años Podemos estaba en riesgo de quedarse fuera del Parlamento regional e Iglesias lo utilizó como coartada para fugarse de la vicepresidencia del gobierno y abortar el triunfo del fascismo. Hoy Podemos está en idéntico riesgo pero Iglesias ya no ve necesario volver a hacer el numerito de aquí estoy yo dándolo todo por mi marca. Ahora su marca es el canal de Youtube, emitiendo desde Madrid, capital fascista.

Él en modo gruñón y ella, en modo padre Ángel. Con Sánchez echando números y con Feijóo recalculando la ruta que ha de llevarle, según él, a la Moncloa. Porque el camino está lleno de tropiezos y de indicadores económicos más aseados de lo que a la campaña del PP le convendría.