El 14 de mayo de 2025, haciendo suya la coña marinera que antes ya había exprimido media España, el presidente del Gobierno se burló en el Hemiciclo del señor Núñez Feijóo por haberse referido este al congreso nacional de su partido como un 'cónclave', que es lo que el Vaticano celebra cuando se ha muerto el Papa. No podía sospechar el presidente, en aquella mañana de humor y bromas, que a la vuelta de mes y medio, y llegado el día —o sea, hoy— no sería en el congreso del PP sino en el comité federal del PSOE donde oliera a muerto.
Hoy y mañana en Madrid hay un cónclave y un velatorio. Feijóo, en olor de multitud, sacado en procesión por sus cardenales. Sánchez, en olor de crematorio, purgando a todo el que huela a Cerdán para no purgarse a sí mismo.
Hoy y mañana en Madrid hay un cónclave y un velatorio
El capitán del barco sacudido envolverá mañana en el sudario a unos cuantos miembros de su tripulación y los lanzará gentilmente por la borda sin dar más explicación que es que lo que toca ahora: soltar lastre para que permanezca a flote el capitán. En una maniobra encomiable de supervivencia, son depurados los subalternos de Cerdán por haber trabajado mano a mano con él sin percatarse de lo que, en realidad, era. Y sale limpio de polvo y paja quien más mano a mano trabajó con él y durante más años, es decir, el capitán, o sea, quien lo llevó a Ferraz y quien lo puso al mando: Pedro "cambio de opinión" Sánchez.
Coinciden en una cosa el comité federal del PSOE y el congreso nacional del PP, y es que quien decide los nombramientos es siempre el líder. Él y sólo él. Miguel Tellado va a ser secretario general del PP porque así lo quiere Feijóo, punto. Santos Cerdán fue secretario de organización del PSOE porque así lo quiso Sánchez.
Ábalos lo había sido antes porque así lo había querido Sánchez. Mañana dejarán de ser miembros de la Ejecutiva, salvo sorpresa, el señor Serrano, el señor Cendón y la señora Peña (portavoz del partido que, para ser portavoz, no se dejó entrevistar en este programa ni una vez en el año y medio que ha disfrutado, y nos ha hecho disfrutar a todos, de su cargo).
Dejarán de ser miembros de la Ejecutiva por la misma razón por la que llegaron a serlo: porque así lo quiere Sánchez. El partido se limita a darse por enterado y aplaudir. Tanto cuando entran como cuando salen. Por eso la responsabilidad de quien hace los nombramientos es máxima. Ahora, en el PSOE, dicen que son tres. Las manzanas podridas. Tres y solo tres.
Ahora, en el PSOE, dicen que son tres. Las manzanas podridas. Tres y solo tres.
Dicen las crónicas que el líder fulmina al núcleo duro de Santos Cerdán. Como si hubiera una nueva familia, los 'cerdanistas', cuando todo lo que hay son sanchistas. Sanchista de pro, y de primera hora, es Cerdán, y sanchistas de pro, y de conveniencia, son todos los que han trabajado con Cerdán. Si su único delito es que huelen a Cerdán, el primero que huele es el líder. El hombre que teniendo la mejor de las opiniones y la más estrecha de las relaciones con el honrado Santo, reclama que se haga un auto de fe y se crea en su palabra cuando dice que nunca supo y nunca sospechó que su negociador más destacado estuviera sacando dinero a las constructoras.
El 'crowfunding' para las primarias de Sánchez
El salmo responsorial de estos días dice que la financiación del partido está fuera de toda sospecha. Antes de ocuparse de las finanzas del PSOE, Cerdán, Ábalos y Koldo se ocuparon de otra cosa: la campaña de Sánchez en las primarias de 2017. Cerdán era el representante de su candidatura ante la gestora que dirigía entonces el partido.
Y ha contado 'El Español' que los de Sánchez reunieron 120.000 euros pasando el cepillo, perdón, en un crowdfunding, pero que, a pesar de habérselo requerido, Cerdán nunca aportó la lista de donantes. Tiene mañana la oportunidad el secretario general de aportar, aunque sea ocho años después, ese documento. Antes de la financiación del PSOE estuvo la financiación de su campaña.
El de mañana estaba llamado a ser el comité federal en el que el PSOE vitaminado, con ministros colocados por el presidente como líderes de la oposición en regiones donde en las encuestas arrasa el PP, proclamara a María Jesús Montero como la esperanza blanca del PSOE andaluz para las autonómicas del año que viene. Montero es la número dos del partido. Celebró en su momento la designación de Cerdán, dijo que no cabía un secretario de organización mejor —pedorreta a Ábalos—, puso la mano en el fuego por él y ahora sostiene que es un señor que nada tiene que ver con el PSOE.
Quizá la número dos pueda explicar cuántas horas de su tiempo dedica cada semana a supervisar el trabajo en Ferraz, en el tiempo que le deja su condición de vicepresidenta primera, ministra de Hacienda sin presupuestos, líder de la oposición en Andalucía, pasajera frecuente del AVE Madrid-Andalucía y difusora de teorías sobre sabotajes ferroviarios y ex capitanes de la UCO que suenan con ponerle a Sánchez bombas-lapa.
Óscar López, ministro que también dio vuelo al bulo y tampoco se ha disculpado, no se ha disculpado. A falta de mejor estrategia, solo se le ha ocurrido tirar de lo de siempre: las comparaciones. Compara su Gobierno con todos los anteriores y le sale que solo este ha combatido la corrupción, con enorme eficacia, como se ha visto.
Hace memoria de la Gürtel, hace memoria de la Kitchen y aún podría hacer memoria de la Púnica, será por casos de corrupción. Si se pusiera, aún puede hacer más memoria, que seguro que la tiene, y recordar a Roldán, Urralburu y Otano, el fantasma de las Navidades pasadas que ha venido a visitar de nuevo al PSOE de Navarra.
Será por casos de corrupción. Compara a su líder con Feijóo y le sale que este ha elegido perfiles duros y sectarios como principales colaboradores, debe de ser que López se ve a sí mismo como una monja, de la misma congregación de carmelitos que Óscar Puente. Hoy y mañana hay en Madrid un cónclave y un velatorio.
Ni en sus mejores sueños imaginó Feijóo, el día que convocó el congreso de su partido, que sería el PSOE y su santo Cerdán quien convirtiera su cónclave en una balsa de aceite, un no-debate, un acto de exaltación del líder y de convencerse a sí mismos de que en el sanchismo ha empezado la desbandada.
Quedó abortada, a las primeras de cambio, la discusión sobre las primarias, se ha apartado de la primera línea, por voluntad propia, Díaz Ayuso, gregaria prime, no hay deliberación sobre posiciones ideológicas —ahora dice Feijóo que ni de derechas ni de izquierdas, de centro por el cambio, inspirándose en Felipe—, y la única brizna de desacuerdo la alentaba el superviviente catalán Alejandro Fernández: desacuerdo con la disposición de Feijóo a entender con Junts per Cataluña. Alentaba, porque, sin haberse declarado en realidad la guerra, se alcanzó ayer el armisticio. Feijóo tendrá carta blanca para poder entenderse con Junts. Sin viajar a Waterloo, pero entendiéndose.
