OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Gobierno abierto. Pasen y vean"

Carlos Alsina analiza las explicaciones que está dando el Gobierno a la nueva información publicada sobre los métodos de pago en efectivo del PSOE a José Luis Ábalos y Koldo García.

Carlos Alsina

Madrid |

Monólogo de Alsina, en Más de uno

Se la he leído al nieto de Delibes, Germán, en el libro, bien bonito, por cierto, que ha escrito sobre su abuelo. Don Miguel iba caminando por la calle con uno de sus hijos cuando los abordó una señora bienintencionada que, habiéndole reconocido, le dijo efusiva: 'Don Miguel, cómo me alegra verle. Rezo todos los días para que usted siga igual'.

Y respondió Delibes: 'Oiga, señora, rece usted para que mejore, que estoy muy jodido'. Se incomodó la señora: 'Pero si tiene usted cien años, debería dar gracias de estar como está, no sea egoista'. Y remató el escritor: 'No es egoísmo, mujer, es sentido común. Si estoy mal tendrá que rezar para que mejore, no para que me quede como estoy'. Virgencita, virgencita.

Al presidente Sánchez, que no es lector de Delibes, que se sepa (ni lector, en general, aunque en una investidura citó al Cervantes cautivo, igual ni él mismo se acuerda), al presidente no es fácil que se le acerque nadie en la calle porque la pisa poco pero si alguna señora le dijera que reza todos los días para que siga como está podría decirle lo de Delibes porque él también está fastidiado: rece para que mejore. Su fastidio no es solo judicial.

Es, también, parlamentario. El hombre que presumió, en otra investidura, de ir a colocar el Parlamento en el centro mismo de la vida pública carga en esta legislatura con el lastre de haber confesado, en un renuncio, que el Parlamento debería ser más constructivo. Más constructivo con él, se entiende. O sea, más gubernamental. Más de convalidarle uno tras otro sus tropecientos decretos de cada año y menos tumbarle las reformas legales que va pactando, según le convenga, con los unos o con los otros.

Aunque Patxi diga que aprueban leyes todas las semanas... el Gobierno lleva una racha en sequía parlamentaria fruto de la ausencia real de una mayoría de izquierdas que secunde sus planes. Lo último que aprobó fueron los permisos por nacimiento y fue con el voto a favor del PP, mira tú por dónde.

Hoy el estado de ánimo del presidente -nada encaja peor que una derrota- está en manos de una ex ministra suya, cómo cambian los tiempos. Del pulgar de Ione Belarra depende que el decreto del embargo a Israel -será por decretos- sea bendecido o sea devuelto (siempre que Junts mantenga su voto favorable, que también hay dudas).

Podemos, que está -por supuesto- a favor de la medida, se ha buscado la excusa de que el embargo se queda corto para hacerse valer, exhibir la llave de que hoy dispone y pretender presentarse ante la opinión pública como el más duro de los duros contra el Estado de Israel. No solo más que Sánchez. Más incluso que Yolanda Díaz (qué me estás contando). Podemos quiere que se le haga casito y hoy hasta es posible que lo consiga.

Podemos quiere que se le haga casito y hoy hasta es posible que lo consiga.

Bueno, pues si este es el argumento, no hay caso. Si el embargo tuvo que hacerse antes de la masacre y no después, pues antes ya no da tiempo. ¿Entonces no embargamos, diputados? Embargo fake, lo llaman, se han esforzado poco con el título. Hay que entender que después de haber llamado a Sánchez señor de la guerra, haberle tachado de belicista en Ucrania y de mayordomo de Trump en la OTAN, reconocerle ahora el paso de embargarle las armas a Israel debe de ser lo más parecido a un sapo.

Pero no parece que un embargo de armas sea el comportamiento más común de un belicista-señor de la guerra-y-siervo de Trump. Ya lo dijo Pablo Iglesias, empresario de mediana edad que exprime a sus donantes a la salud de Garibaldi y presta su pantalla a la propaganda china: 'Hacer política es cabalgar contradicciones'. Y en eso Podemos tiene casi más mili que el mismísimo Pedro Sánchez.

Rendición de cuentas en el Congreso

Presumió ayer el presidente de transparencia y rendición de cuentas. Y no tiene abuela. En una hora estará en el Congreso, por ejemplo, rindiendo cuentas. Y ya verá cómo en lugar de responder a lo que se le pregunte, le afeará a Feijóo la Gürtel, la inmigración y el síndrome postaborto del alcalde Almeida.

Rendición de cuentas es, por ejemplo, no haber asumido responsabilidad alguna por incumplir tres años seguidos la obligación de presentar el Presupuesto del año siguiente a las Cortes. Y transparencia es que no exista constancia alguna de las acciones concretas que realiza la vicepresidenta uno en su esfuerzo diario, encomiable, agotador para presentar cuanto antes las cuentas.

El esfuerzo del que solo está enterada ella. Ahora que promete el Gobierno más transparencia en la agenda de los altos cargos, qué buena oportunidad tiene a su alcance para hacer transparentes, por ejemplo, todas las visitas que recibe el presidente en la Moncloa. A quién recibe y para qué. O la transcripción de sus conversaciones oficiales con otros líderes políticos, de qué hablan y en qué términos. O las llamadas que intercambia con otros gobernantes, o con ex gobernantes como Zapatero.

Predicó Sánchez en la Cumbre Mundial sobre el Gobierno Abierto que se celebra en Vitoria. Esto de gobierno abierto puede parecer muy moderno, pero tiene más años que Carlos Cuerpo. Siempre que escucho gobierno abierto me acuerdo de la serie satírica de la televisión británica que se llamó 'Sí, ministro', porque su primer episodio se titulaba precisamente así.

Eso es. Y contaba el estreno como ministro de un dirigente que antes estaba en la oposición y criticaba duramente la opacidad del gobierno. El nuevo ministro llega con la promesa de la transparencia y sus asesores y funcionarios le siguen el juego. Pero solo para hacerle creer que están de acuerdo en que la transparencia es obligada en el buen gobierno y ganar tiempo para hacerle entender hasta qué punto contar, de verdad, lo que hace el gobierno es una pésima idea.

Al Gobierno de España, que elude responder en el Congreso a las preguntas que se le hacen sobre lo suyo, los periodistas le preguntan en la Moncloa sobre las cosas de Ferraz, o sea, del partido. Qué más da, si para el propio Gobierno ya todo es lo mismo. El PSOE no ha hecho comparecencia alguna esta semana para responder preguntas sobre sus sobres con dinero en efectivo. Pero el Gobierno declara, por boca de Pilar Alegría que esto de pagar en cash no tiene nada de particular porque lo hacen las empresas (no todas, ministra) y el Senado.

El Gobierno dice que el informe de la UCO deja claro que en el PSOE no hay financiación irregular: "Pagar en metálico no es ilegal"

Muy bien. ¿Debemos entender, entonces, que al gobierno (y al PSOE) le parece que este método de pago es el idóneo para tener los pagos y gastos fiscalizados? Si es así, cuando el PSOE cambió de método y se pasó a las transferencias en 2021, ¿lo hizo por azar, solo por probar, sin necesidad alguna?

Y una vez que se había pasado a las transferencias, cuando regresó en 2023 al sistema de los sobres con billetes, ¿fue de nuevo por azar, fue de nuevo por probar, fue de nuevo sin razón alguna? Estará de acuerdo el gobierno en que una transferencia que deja rastro es más fiable que un sobre con billetes y un recibí. Sobre todo porque esto de los tiques es bastante elástico.

Preguntarle a Patxi López por cualquier cosa es un pegarse un tiro en el pie. La experiencia demuestra que nunca está muy enterado de nada. Ayer sostuvo que en el Congreso se pagan los gastos a los diputados en efectivo. Y pasó esto. Ocurre que, en el Congreso, el PSOE es el único grupo que mantiene los pagos en efectivo. El resto ya se pasó a la transferencia.

El PSOE aún no ha entendido que el asunto no es el sistema que utilizó (o utiliza, ya no sé) para sus pagos. No es el sistema (que también), son las personas que empleaban ese sistema. Entenderá el PSOE lo razonable que es dudar sabiendo que quien gobernaba Ferraz en aquellos días de Koldo y rosas no era Nadia Calviño, estricta gestora, o Carlos Cuerpo.

Quienes gobernaban Ferraz eran un ciudadano llamado Ábalos y otro ciudadano llamado Cerdán. Cuya relación con el dinero ha quedado reflejada en los informes de la UCO. Esto de yo te presento los tiques y tú me los abonas sin hacerme preguntas, porque soy el secretario de organización, es, como poco, una tentación bien golosa para quien tan poco escrúpulo ha demostrado. Y aquel Ábalos que gobernaba Ferraz no es este Ábalos de ahora, paria y abandonado por (casi) todos, sino el Ábalos de los buenos tiempos, el confidente del presidente, su mano derecha, su delegado para el partido, su todo.

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