OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Pumpido se corona y se desquita"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el nombramiento de Conde-Pumpido como presidente del Tribunal Constitucional y de la magistrada Montalbán de vicepresidenta. Los dos de ideología progresista y afines a Pedro Sánchez, con lo que se rompe la tradición de que ambos cargos sean de signo político contrario.

Carlos Alsina

Madrid | 12.01.2023 08:43

Está de cumpleaños. El Gobierno de España. Hace tres años anunció el presidente la lista interminable de sus veintidós ministros, fruto de aquel abrazo entrañable que se había dado con Pablo Iglesias, cuando Pablo aún llevaba coleta y chaquetas que no eran de su talla. Cuando aún había Pablo y aún no había Yolanda. Cuando aún había Iván y aún nadie conocía a Bolaños.

Sánchez se regaló un mítin de sí mismo

Tres años. En realidad, Sánchez llevaba gobernando ya un año y medio (o sea, que lleva cuatro y medio, no tres, aunque a él le hayan parecido poco y al PP se le hayan hecho largos). Se adelantó el presidente a la fiesta de cumpleaños y se regaló a sí mismo ayer un mítin, de sí mismo, ante el público entregado de la UGT, que lo más duro que le ha dicho en estos años es que publique la estasdística completa de los fijos discontinuos.

Hoy, día de la efeméride, dará otro mítin, mejor que sobre que no que falte. Hace tiempo que fue borrada la línea que antes separaba los discursos oficiales de los monólogos mitineros. Se conduce el presidente como si aún estuviera opositando. Abonado a la comparación permanente no sólo con lo que hizo Rajoy sino con lo que estaría haciendo Feijóo si hoy gobernara. Como si la única forma que conoce de revindicarse fuera en contraposición a los demás. Perdón, a la derecha (política, judicial y mediática) y a los poderes económicos que conspiran contra el gobierno legítimo. Un hombre heroico que supera lo mismo pandemias que volcanes que tribunales constitucionales.

Como si la única forma que conoce Pedro Sánchez de revindicarse fuera en contraposición a los demás. Perdón, a la derecha (política, judicial y mediática)

Y que puede presumir, es verdad, de que su Gobierno de coalición ha resultado mucho más solido de lo que casi todo el mundo había pronosticado. Haga unos números, presidente.

Y un compañero de Gobierno, Podemos, que ha amagado con romper la cuerda cien veces pero ha acabado confirmando que no abandonará sus sillones pase lo que pase. Sea el torpedeo a algunas de sus leyes, sea la inversión en Defensa, y en la OTAN, sea el Sáhara. Ya lo dijo el presidente hace tres años cuando presentó su gobierno para insomnes:

Ha ido habiendo cada vez menos voces (están él, Yolanda y los coros) y ha ido habiendo cada vez más palabras. Más palabras y menos palabra, porque desmentirse a sí mismo se ha constituido en el rasgo más reconocible de su persobalidad política. La esencia. Uno es lo que siembra.

El compromiso de Sánchez de traer a Puigedmont

No se cumplen tres años, sino tres años y dos meses de la noche en que el presidente asumió ante los españoles el compromiso de traer a Puidgemont y entregarlo en el juzgado.

Ya entonces se creía Sánchez que todo tenía que pasar por él, incluyendo la puesta a disposición de prófugos ante el juez que los reclama. Lo de dónde termina el poder ejecutivo y dónde empieza el poder judicial nunca lo tuvo claro. Y ha empeorado.

Prometió traer a Puigdemont al juzgado y hoy celebra el tercer aniversario del gobierno bipartito brindándole a Puigdemont, y a los condenados por el procés, el argumento por el que venían suspirando desde 2017: que aquí no hay sedición que valga. Todo sea por cumplir la palabra dada y combatir la mentira como arma política, ¿verdad?

Prometió traer a Puigdemont al juzgado y hoy celebra el tercer aniversario del gobierno brindándole el argumento por el que venían suspirando: aquí no hay sedición que valga

Hoy ha entrado en vigor la reforma del Código Penal, vaciado de sedición y con la corrupción abaratada. Consecuencia: el juez Llarena está obligado a rehacer la euroorden sobre Puigdemont. Sin que el Tribunal de Justicia Europeo haya respondido aún a la consulta que le planteó sobre el cumplimiento de la propia euroorden.

Pequeño ejercicio de memoria histórica

Pequeño ejercicio de memoria histórica: hace año y medio, Llarena elevó una consulta para que el Tribunal Europeo aclare si un juez belga puede negarse a entregar a un individuo con causas pendientes en España. Ese individuo no era Puigdemont sino Lluis Puig. Al que un juzgado de Bruselas se había negado a entregar alegando que el tribunal competente en España para juzgarle no era el Supremo.

Llarena paró entonces la maquinaria y preguntó al Tribunal Europeo cómo debe ejecutarse una euroorden. O traducido: dónde pone que un juez belga pueda discutirle al Supremo español si es competente o no para emitir una euroorden.

En julio del año pasado, el abogado general del Tribunal dio la razón a Llarena: el juez belga se mete en lo que no le llama. Pero la decisión última corresponde al Tribunal, que aún no se ha pronunciado. Lo habitual es que haga suyo el criterio del abogado general, pero eso aún no ha ocurrido.

El salmo responsorial según el cual no nos han entregado a Puigdemont porque en Bélgica no hay delito de sedición es un cuento chino

Y antes de que ocurra, el Código Penal ha sido modificado en España y el delito más grave por el que era reclamado Puigdemont ha desaparecido. Paréntesis: este salmo responsorial que repiten cual papagayos los dirigentes políticos afines al gobierno y al independetismo según el cual no nos han entregado a Puigdemont porque en Bélgica no hay delito de sedición es un cuento chino. Otro. Es verdad que no nos lo han entregado, pero la razón nunca ha sido ésa.

Pero tampoco es cuestión de empañarle el cumpleaños a nadie, que para eso ya está Esquerra Republicana.

Amanece una España nueva con un Tribunal Constitucional de izquierdas

Celebremos, con el gobierno, que hoy amanece una España nueva. Moderna, europeizada, imparable en su progreso y con un Tribunal Constitucional de izquierdas. Liberado el Tribunal del secuestro al que lo tenían sometido el Bolsonaro español, que es Feijóo, y la bolsonara, que es Cuca Gamarra.

No sólo hay un Tribunal Constitucional de izquierdas, es que además lo preside Conde Pumpido. Hoy Sánchez podría hacerse una foto en un portaviones, como George Bush, con una pancarta que dijera: ‘Misión cumplida’. La operación ha llegado a puerto y Pumpido ha sido coronado.

Liberado el Tribunal del secuestro al que lo tenían sometido el Bolsonaro español, que es Feijóo

Sus méritos profesionales nadie los discute: una sólida carrera judicial que lo llevó, escalón a escalón, hasta el Tribunal Supremo, experiencia de varios años como fiscal general del Estado y seis años como magistrado del Constitucional a propuesta del Senado.

Son sus afinidades gubernamentales lo que sus críticos subrayan, para mal. Haber sido señalado el núcleo duro del presidente como nuestro hombre en el Constitucional arruina la apariencia de neutralidad que se presupone adecuada para el cargo. No es la primera vez, ya lo sé. Y en los tiempos que corren, a estar muy significado se le llama ser combativo.

Por sus hechos habrá que juzgar al juez Pumpido estos tres próximos años.

La vicepresidenta Montalbán es tan de Conde-Pumpido como de Sánchez

Hay presidente del Constitucional de izquierdas y vicepresidenta, también de izquierdas. Más en concreto la magistrada Montalbán, una de las escogidas por Sánchez en el pasteleo (dos para ti, dos para mí) que hizo con Pablo Casado hace año y medio.

Se han roto dos tradiciones que, a fuerza de repetirse, ya parecían norma pero no lo eran. Una, que la vicepresidencia la desempeñe uno de los magistrados más veteranos: Montalbán no lo es. Dos, que esté en la órbita ideológica opuesta al del presidente: Montalbán es tan de Conde-Pumpido como Sánchez.

Presidente y vicepresidenta de la misma cuerda. Que se note que los conservadores aquí ya no pintan nada

Dices: ¿de verdad era necesario? ¿La exhibición de estos son mis poderes? Bueno, llámelo innovación. Ir hasta donde nadie antes se atrevió a llegar. Que se note que los conservadores aquí ya no pintan nada.

Y que rabien los vocales conservadores del C-G-P-J. ¿No querías impedir a toda costa que el presidente fuera Pumpido? Pues ahí lo lleváis: presidente y hasta vicepresidenta de la misma cuerda.

Es el signo de los tiempos: ya escogió Sánchez, de entre todos los juristas de España, a su ex ministro de Justicia como magistrado. Anda, venid a por otra.