La crisis de hace unos años pinchó la burbuja inmobiliaria y arruinó a algunos, empobreció a muchos, y encarceló a otros tantos. Esta segunda plaga que nos castiga ahora, va a empobrecer de nuevo a muchos, hasta posiblemente hacer desaparecer la clase media, pero ha matado a nuestros abuelos como un ángel exterminador, y nos ha dejado desorientados, por eso el deporte profesional ahora tendrá que reubicarse, fundamentalmente porque también la sociedad se está reorientando y cambiando sus valores y su mitología de agradecimientos: esos aplausos de todas las tardes en España, ya es un dato.
Y el globo de gas del fútbol también cae en picado a tierra, y tendrán que llevarlo con otro gas más ligero y con materiales más sólidos. Y observo que no hay ese interés en los actuales dirigentes, que solo buscan su permanencia en ese cargo. El actual presidente de la federación, un exfutbolista del motón, que se vio por extraña casualidad, en ese trono, está aplazando cualquier solución incómoda porque tiene que presentarse a unas elecciones donde se vota al que más me da, no al que más puede dar a todos.
El descalzaperros que está organizando con los ascensos de las divisiones inferiores es otro charco que se convertirá en un lodazal, pero ahora les enseña el caramelo: no descenderá nadie. Pero ¿quién va a mantener después esas categorías con esa cantidad de equipos? Le da igual. Su preocupación es que le voten para seguir ahí, tal como está el sector del automóvil, de aparcacoches, yo no le dejaría el mío a Rubiales.