ENTREVISTA CON CARLOS ALSINA

Xavi Colás: "La propaganda rusa no persigue convencer, sino que trata de que la gente no crea en nada"

El corresponsal de Onda Cero en Moscú, Xavi Colás, presenta en Más de uno su libro 'Putinistán. Un país alucinante en manos de un presidente alucinado' y comenta con Alsina la situación interna en Rusia.

Lucía Noguerales

Madrid | 04.03.2024 09:02

Xavi Colás presenta en 'Más de uno' su libro 'Putinistán' | Fotografía: Lucía Noguerales

Uno de los pilares que hace que se sostenga el régimen de Vladimir Putin es que hay demasiada gente en Rusia plenamente consciente de que no merece absolutamente nada de lo que tiene. La ausencia de meritocracia hace que los agraciados por el "putinismo" estén enganchados a una droga que no pueden dejar de ninguna manera.

Según cuenta en 'Más de uno' el corresponsal de Onda Cero en Moscú, Xavi Colás, y autor del libro 'Putinistán. Un país alucinante en manos de un presidente alucinado', "Putin apareció en el escenario para los rusos como una oportunidad de estabilidad" -tras el gobierno de Borís Yeltsin- y durante unos años lo fue.

Ahora, sin embargo, los rusos ya han entendido que no hay estabilidad con él, que "es imposible que nada cambie mientras él está en el poder" y que es igualmente imposible saber qué vendrá cuando Putin ya no esté.

Putin sigue el camino de Brezhnev, que mató a la Unión Soviética

Con el paso de los años, el presidente ruso ha puesto en marcha lo que otros líderes simplemente se habían dedicado a decir. En opinión de Colás, Putin está teniendo "un envejecimiento muy malo y sigue el camino de Brézhnev, que presidió un estancamiento que muchos rusos recuerdan con cariño", a pesar de que con sus políticas propició la muerte de la Unión Soviética.

Leonid Brézhnev tuvo una rivalidad con Estados Unidos muy fuerte, pero pacífica, evitando guerras. Sin embargo, justo cuando se hizo mayor, empezó la desastrosa guerra de Afganistán que diez años después mató a la URSS de Mijaíl Gorbachov.

La ayuda de Europa y EEUU a Ucrania es clave para evitar el proyecto imperialista de Putin

El paralelismo con Putin y la guerra de Ucrania es evidente. Aún así, "de la ayuda que le preste Europa y Estados Unidos depende que para Putin Ucrania sea una exitosa represión de la primavera de Praga -el momento más alto de Brézhnev- o una desastrosa apuesta por dominar Kabul -que fue su momento más bajo-, lo que hizo que colapsase el régimen de Gorbachov", explica Colás.

En definitiva, este proyecto imperialista de Putin ha empezado "por su carácter revisionista, nacionalista, paranoico e imperial, pero también por la seguridad que tiene Putin de que los europeos nos vamos a cansar, que los norteamericanos no están tan interesados, y que los ucranianos se van a dividir".

En Rusia no existe el futuro

En Rusia, cuenta Colás, los políticos jamás hablan del futuro, no existen las promesas; "el futuro está cada vez más enterrado, más fuera de la conversación". Por lo general, se habla del presente, de los enemigos que actualmente les rodean, de las amenazas internas y del pasado, pero "el futuro ha desaparecido".

Sin embargo, en los últimos tiempos "los rusos se están dando cuenta de que el futuro también hace falta, porque al final se acaba por llegar".

¿Hay un movimiento creciente de rechazo a Putin dentro de Rusia?

Actualmente, "no hay ninguna posibilidad de una revuelta interna en Rusia", como lo que se pudo esperar de las revueltas en 201 -cuando apareció Alekséi Navalni como figura disidente-, pero sí existe un cambio interno difícil de ver desde fuera. Ahora los rusos están muchísimo más atentos de lo que pasa.

"Veo a la sociedad rusa muchísimo más atenta. Gente que era apolítica ahora está pendiente de los canales de Telegram", cuenta el corresponsal de Onda Cero en Rusia.

Apolíticos rusos afanados en huir de Rusia

El libro 'Putinistán' lo empezó a escribir no cuando comenzó la guerra en Ucrania, sino cuando se produjo el reclutamiento, que "fue cuando vi a apolíticos amigos míos a exiliados, en cuestión de tres días".

La imagen que Colás tenía de exiliados era de personas que habían estado metidas en política y que, por eso, habían perdido su vida y su país. Sin embargo, se dio la circunstancia de que "gente que no veía las noticias, de repente estaban pensando cómo salir, marchándose de su país".

Gente que no veía las noticias, de repente estaban pensando cómo salir, marchándose de su país

Así, "gente que no había querido pronunciar la palabra guerra, de repente estaban huyendo de la guerra o huyendo hasta que se aclarase lo que estaba pasando", relata.

La cruzada contra los homosexuales

En un ejercicio de autocrítica, Xavi Colás admite que a los periodistas les costó ver "la dimensión que tenía la cruzada que hubo contra los homosexuales", que se vistió de cruzada contra la propaganda gay entre el 2012 y 2013.

"Yo mismo vi surgir esas leyes que primero aparecieron en el plano regional y después el parlamento las replicó a escala nacional", dice. Visto con perspectiva, entre otras cosas era un experimento social; era una repetición en pequeño de lo que el régimen llevaba haciendo años con todos los rusos.

La clave del éxito del Putinismo

Los que el putinismo ha hecho desde el año 2000 ha sido convencer a los rusos de que no hacía falta vigilar al gobierno -no hacía falta una prensa independiente, ni un sistema de partidos eficaz que provocase una alternancia ni contrapesos de poder- porque los enemigos estaban fuera y el gobierno era amigo de los rusos.

Así, se llega a un pacto tácito en el que "el gobierno no se mete en la vida de la gente y la gente no se mete en política". Así, sobre las detenciones, represiones y encarcelamientos de disidentes, los rusos entendían aquello como "injusto, pero para esas personas, no injusto para ellos".

El gobierno no se mete en la vida de la gente y la gente no se mete en política

Es como si en España en los entierros a las víctimas del terrorismo no hubiese ido absolutamente nadie salvo la familia de las víctimas. "Como si todo el mundo hubiese entendido el asesinato de un policía o de un periodista como un accidente laboral y no hubiésemos visto el terrorismo como una amenaza para nosotros", describe Colás.

Algo similar ocurrió con el movimiento homosexual. "El gobierno les estaba diciendo 'vosotros, si queréis ser homosexuales, lo podéis ser. Pero nada de unirse porque eso es una amenaza'".

La propaganda rusa muchas veces "no persigue convencer, sino que trata de que la gente no crea en nada" y "cuando no crees en nada, no te movilizas ante nada". Además, saben que en Europa tendemos mucho al punto medio, a pensar que siempre hay algo de verdad en lo que la otra persona está diciendo, a ser imparciales.

No hay dos Vladimir Putin

Xavi Colás insiste en que "no hay dos Vladimir Putin". Existe una idea instalada de que hay un Putin que está reprimiendo a su gente, completamente desquiciado con el tema de la homosexualidad, y que hay otro Vladimir Putin que está deseando pactar con Ucrania y negociar algo razonable para las dos partes.

"Malas noticias, es la misma persona. Y va a tener menos miramientos hacia fuera que hacia dentro", asegura el periodista mientras hace hincapié en advertir que Putin "no parece una persona que tenga serios problemas con empezar otra guerra".