Contar con niveles adecuados de autoestima es la base de una buena salud física y emocional. La autoestima es la manera en la que nos percibimos, la visión que tenemos de nosotros mismos. Repercute en la forma de actuar en el mundo y de relacionarnos con los demás. Se sustenta en nuestros pensamientos, valores y la forma en la que interpretamos la realidad. Estar a gusto con uno mismo no es una opción es un requisito imprescindible.
Te puedes sentir muy seguro en un área de tu vida y en otras muy floja. Hay un desequilibrio emocional enorme que nos solemos encontrar muy frecuentemente. Una persona insegura no se atreve a exponer sus ideas especialmente cuando piensa que los demás no van a estar de acuerdo.
En niños, hay que transmitirles seguridad, recordarles lo que hacen bien. Cuando hacen algo mal, hay que recordarles todo lo que hacen bien y que eso no les resta nada de valor. Si un niño tiene autoestima baja es que al lado hay un adulto que no lo está haciendo bien.
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Para potenciar la autoestima podemos seguir cuatro pasos: Aprender a pensar, aprender a manejar las emociones, especialmente la que nos hacen sentir peor, la tercera es respetar las críticas y la cuarta aprender a aceptar los errores porque nos enseñan mucho más que los aciertos.