Hoy se cumplen 361 días de la guerra en Ucrania, cuando la madrugada del 24 de febrero cayeron las primeras bombas rusas sobre territorio ucraniano. Un instante en el que la vida de millones de personas cambió por completo. Niños, ancianos, gente que lo perdió todo. Sus casas, sus pueblos… y muchos, su vida.
A lo largo de esta semana, en la que pronto se cumplirá un año desde el inicio de la guerra, dedicaremos este espacio en 'La Brújula', para hablar de los principales aspectos de la guerra; analizaremos su situación actual y contactaremos con algunas de las víctimas que tuvieron que dejar el país para poder salvar su vida y la de los suyos… Personas como Natasha Ivzhenko, una de las mujeres ucranianas cuya historia dio la vuelta al mundo.
Antes del conflicto, ella era profesora de español en Ucrania. Vivía junto a su marido y sus dos hijos pequeños. Cuando estalló la guerra, tuvo que dejar a su esposo allí, en el frente, y huyó junto a sus dos hijos y su suegra.
3.600 kilómetros se hizo al volante Natasha, para poder ir hasta Zaragoza, donde afortunadamente, tenía unos amigos que no dudaron en acoger a la familia hasta el día de hoy.
Durante ese largo trayecto, tuvimos la oportunidad de hablar con ella aquí, en 'La Brújula', en marzo del año pasado, donde nos contó cómo tuvo que dejar todo y tomar el control de la situación para sacar allí a su familia lo antes posible. Salieron del país atravesando uno de los corredores humanitarios que se abrieron durante la guerra y que no siempre los rusos respetaron. Fueron unos momentos críticos, donde Natasha, más que temer por su vida, temía por la de su familia. Así nos lo contó en el programa hace casi un año.
Una guerra que todavía continúa y que los ucranianos tienen pensado luchar hasta el final. Y después de casi un año sin hablar con ella, hoy tenemos al otro lado de la línea a la protagonista de esta historia, Nasasha Ivzhenko, que nos cuenta que continúa viviendo en Zaragoza con sus hijos, mientras el resto de la familia sigue en Ucrania, a pesar de que creía que la guerra acabaría pronto.
Además, explica que sus hijos continúan adaptándose porque les está costando mucho aprender el español. "Es otra gente, otra cultura, otra mentalidad, sois diferentes", reconoce. En cuanto a su marido, asegura que está siendo útil porque es mecánico, reparando los coches de los civiles y de los militares.
Por otro lado, Ivzhenko alega que "pensaba que el mundo, Europa, Estados Unidos, nos iban a ayudar de golpe y que esta guerra iba a acabar en unos meses".
Asimismo, aprovecha la ocasión para agradecer a los españoles todo el apoyo que le están dando a ella y a sus hijos.
