Para el mundo del crimen hace tiempo que han desaparecido las fronteras y las organizaciones cierran acuerdos delictivos que afectan a muchos países. La operación que nos cuentan Manuel Marlasca y Luis Rendueles en Territorio Negro es un buen ejemplo de esto: desde un restaurante de Fuenlabrada, al sur de Madrid, se financiaba una parte muy importante del tráfico mundial de cocaína, hachís y marihuana. Y todo ello, en pleno siglo XXI, en plena era de las criptomonedas, gracias a un ancestral sistema de préstamos llamado "hawala".
Empecemos por contar qué es eso de la hawala, una práctica tan antigua como eficaz de mover dinero por todo el mundo sin dejar un solo rastro de ello.
Se trata de un ancestral sistema de traspaso de fondos que nació en el siglo VIII, en el apogeo de la ruta de la seda, que fue una red de rutas comerciales que conectaban el lejano oriente y el sudeste de Asia con África y Europa. Los robos eran frecuentes, por lo que comerciantes indios, árabes y musulmanes crearon esta forma de proteger sus ganancias, de asegurar el envío de dinero de un punto a otro del mundo evitando a los maleantes. Hoy, ese centenario sistema sigue usándose en el golfo Pérsico, el Magreb, el cuerno de África, el sur de Asia y el mundo musulmán en general.
Vamos a explicarlo con un ejemplo. Imaginemos que yo, desde Madrid, necesito enviar dinero a Karachi, en Pakistán, y no quiero dejar rastro ni utilizar los circuitos financieros habituales. Tampoco me quiero arriesgar a usar un servicio de mensajería común. Yo contacto con un hawaladar en Madrid y le doy el dinero junto con una contraseña previamente acordada entre el emisor y el receptor del dinero. El hawaladar de Madrid entrará en contacto con un colega de Karachi y le dirá el dinero que tiene que entregar y compartirá con él la contraseña.
Es decir, es un sistema basado en la confianza. Pero, claro, hay que saber dónde están esos hawaladares, porque yo no los encontraría…
En efecto, el sistema se sostiene en la confianza, los hawaladares son hombres de honor. En este caso, el hawaladar de Karachi entregaría el dinero que yo quiero enviar en la divisa que pidamos, siempre y cuando el receptor del dinero le muestre la contraseña, que puede ser, por ejemplo, la foto de un billete con una inscripción, un
billete determinado partido por la mitad. Esas señales, esos códigos, se llaman token y sirven para evitar confusiones y que alguien se lleve un dinero que no es suyo.
Los hawaladares no son banqueros, suelen ser comerciantes que tienen distintos negocios y practican la hawala de forma discreta, casi secreta. A cambio de estas transacciones se quedan una pequeña comisión que no suele llegar al cinco por ciento. La cara B de todo este sistema, que se calcula que mueve más de 200.000 millones de dólares al año, es que su opacidad ha servido para financiar el terrorismo internacional u otros delitos, como el tráfico de drogas, tal y como ha demostrado esta operación Caldo-Ramz hecha por la Brigada Central de Crimen Organizado y por la UDEF Central.
¿Cuál es la importancia de esta operación? ¿La droga intervenida? ¿El dinero encontrado?
No, en este caso la trascendencia la da la importancia de la organización desmantelada, una red capaz de mover más de treinta millones el año para financiar operaciones de narcotráfico en distintos lugares del mundo. Como muy bien has dicho al principio del espacio, desde un bar de Fuenlabrada salía, por ejemplo, el dinero que servía para pagar un alijo de drogas que salía desde un puerto de Colombia y acababa en Holanda. Ellos no eran traficantes de drogas en el sentido estricto de la palabra, aunque la Policía está segura de que han participado en los beneficios de alguno de los alijos que han financiado.
¿Y quién estaba detrás de esa poderosa red de financiadores, de capitalistas del narcotráfico?
El principal responsable, el líder de la organización, es Mohamed Momen, un hombre de treinta y seis años, de origen sirio conocido como el Rubio. Ha seguido con el oficio familiar, porque su padre, ya fallecido también ejercía de prestamista y fue interceptado en 2014 en el aeropuerto de Madrid con una importante cantidad de dinero. Mohamed tiene al menos otros tres hermanos: uno de ellos fue detenido en esta operación y los otros dos viven lejos de España. El Rubio se separó recientemente y es padre de una hija. Vivía solo en un chalé de la exclusiva zona de Mirasierra, al norte de Madrid. Allí, en su casa, celebraba sonadas fiestas con el resto de la organización, a la que también invitaba a restaurantes y discotecas de lujo.
Supongo que este hombre tendría una cobertura legal, una ocupación, al menos en apariencia… Sí. Mohamed supuestamente se dedicaba a la venta de camiones en una nave de Yuncos (Toledo) y regentaba un restaurante en el Polígono Cobo Calleja de Fuenlabrada. El local se llamaba El alma de Damasco y de comer daban más bien poco. Era el cuartel general de la organización, la oficina principal, hasta hace bien poco, cuando la mayor parte de las operaciones se desplazaron hasta el domicilio familiar del Rubio, en Móstoles. Primero en ese restaurante y luego en la casa de la familia había una actividad febril y una continua entrada y salida de dinero.
Además, Mohamed estaba muy bien asesorado. Su mano derecha era una abogada española, con despacho en Madrid, que se libró de prisión pagando una fianza. La letrada era CEO de un hotel en Marruecos y los investigadores creen que no solo asesoró, sino que también participó en operativas de blanqueo de capitales.
¿Cuál era la operativa del grupo? ¿Qué se hacía desde ese restaurante de un polígono industrial?
En ese restaurante entraba y salía mucho dinero, muchísimo, más de treinta millones de euros al año. Ese dinero servía para comprar grandes alijos de droga o para retornar los beneficios que reportaba la venta de estupefacientes. Además, como los tiempos están cambiando, la red también había comenzado a operar con criptomonedas. Desde el polígono de Fuenlabrada se realizaban operaciones que alcanzaban a muchos países: Italia, Francia, Alemania, Finlandia, Bélgica, Reino Unido, Suecia, Dinamarca, Polonia, Suiza, Noruega, Marruecos,
Emiratos Árabes Unidos, Turquía, Colombia, Bolivia, Perú, Brasil y China. Por cada una de estas transacciones y movimientos de dinero, muchos de ellos mediante hawala, la red se llevaba una comisión de entre el tres y el quince por ciento, según el destino del dinero.
Y entiendo que la Policía ha acreditado con esta investigación los vínculos de estos capitalistas con la droga…
Así es. La investigación ha durado dos años y durante este tiempo, los agentes de la UDEF y de la Brigada Central de Crimen Organizado han vinculado a los detenidos y su actividad financiadora con varios cargamentos: un envío de 1.600 kilos de coca que fue intervenido en octubre de 2020 y que tenía Bélgica como destino; otro envío de 2.600 kilos de coca que fue interceptado en el puerto de Valencia en marzo de 2021; un cargamento de 275 kilos de marihuana ocultos en un camión y hallados en Nancy. Además, a dos de las organizaciones que la red tenía como clientes habituales se les intervinieron 105 kilos de hachís en abril de 2022 y 184 kilos de cogollos de marihuana en junio del mismo año.
Habéis hablado de enormes cantidades de dinero concentradas en un solo local. Supongo que el grupo tendría ciertas medidas de seguridad para evitar sustos.
En el año 2020 el restaurante de Fuenlabrada fue tiroteado
Muchas medidas de seguridad. El restaurante estaba vigilado las veinticuatro horas del día y había empleados de la red que pernoctaban allí. Además, intentaban no acumular demasiado dinero, sino que se abastecían de efectivo durante el día según la demanda. Todo ello para evitar, no solo la acción de la policía, sino también el vuelco de algún grupo criminal.
Además, este era un negocio con ciertos riesgos. En el año 2020, el restaurante de Fuenlabrada fue tiroteado. Era sólo un aviso, una señal de una organización criminal sueca, de la llamada Mocromafia, por la deuda contraída por los sirios, que perdieron un envío de dinero que tenía que haber llegado hasta los delincuentes suecos.
Si decís que no tenían grandes cantidades de dinero en ese restaurante, ¿de dónde sacaban el efectivo cuando alguien se lo pedía para financiar alguna operación?
La ubicación del restaurante no estaba elegida al azar. El polígono Cobo Calleja es el lugar de Europa donde se concentra el mayor número de negocios de chinos. Y los comerciantes chinos siempre disponen de mucho dinero en efectivo. Cuando era necesario, la red siria pedía dinero en metálico, a cambio de una pequeña comisión. Otra rama de la red hacía lo mismo en Guadalhorce, una ciudad de Málaga que también alberga numerosos comercios chinos.
Esta investigación ha durado dos años
¿Y cuánto tiempo lleva operando este grupo de capitalistas de la droga?
Esta investigación ha durado dos años. Arrancó cuando acabaron los días del confinamiento más duro, en la pandemia. Desde 2020, la Policía vigilaba los movimientos en torno al restaurante de Fuenlabrada. Así fue identificando en este tiempo a centenares de personas que acudían allí a entregar o a pedir dinero. Lo curioso es que una buena parte de los integrantes fueron detenidos en 2019 acusados de blanqueo de capitales y delito contra la hacienda pública. No debió de servir de mucho porque poco después estaban funcionando a pleno rendimiento, tal y como ha demostrado esta operación Caldo.
Juguemos a la ficción criminal. Imaginemos que Aneyma o Quintanilla quieren meter un alijo de coca en el puerto de Barcelona y necesitan hacer llegar el dinero a los proveedores. ¿Cómo funcionaba esta red?
Bien. Pues Quintanilla o Aneyma irían al restaurante de Fuenlabrada y le dirían al Rubio o a alguien de su confianza que necesitaban mandar a Colombia 600.000 euros, por ejemplo. Desde España se contactaría con un hawaladar allí, al que darían el token, es decir, la contraseña: un billete con algo escrito, con un número de serie… El receptor del dinero, el traficante, iría al hawaladar colombiano con el mismo token y allí le darían el dinero. Así se habría movido todo ese dinero sin pasar por ningún banco ni ninguna frontera. Cuando Quintanilla o Aneyma vendiesen la droga, harían retornar el dinero, lógicamente, porque este es un sistema, como hemos dicho, basado en la confianza.
Para que os hagáis una idea del dinero que movía esta red, a varios miembros de la organización se les han intervenido casi dos millones y medio de euros en metálico: en enero de 2020 300.000 euros en Ciudad Real; al mes siguiente, 1.100.000 en una ciudad alemana; en agosto de 2021, 48.800 euros en Madrid y en enero de este año, 972.000 euros en una calle de Málaga. Además, en la veintena de registros hechos en la fase final de la operación se encontraron otros 489.605 euros en metálico.
En esa fase final de la operación, ¿se desmanteló por completo esta red?
La policía cree que sí. Se detuvo a más de treinta personas, entre ellos los más importantes, los que tenían un papel más destacado en la red. Cinco de ellas acabaron en prisión sin fianza y otras seis salieron de la cárcel tras pagar distintas cantidades de dinero. Además de todo ese efectivo intervenido, la investigación ha bloqueado diecinueve cuentas de criptomonedas vinculadas con el Exchange Binance. En ellas hay setenta y cinco bitcoins, es decir, más de un millón y medio de euros al precio que tiene hoy la criptomoneda.
Esta red, por lo que decís, tenía millonarios beneficios. ¿En qué gastaba el dinero?
El Rubio había adquirido una empresa de vehículos VTC con una doble intención: le servía para blanquear los beneficios de su negocio ilegal y además esos coches y sus conductores servían para trasladar dinero entre los distintos clientes de la red. Además, la Policía encontró en poder del líder de la red documentación que acredita que estaba interesado en adquirir viviendas de lujo en Dubai.