Conocer cómo serán las relaciones personales en el futuro es posible en la mayoría de casos, sobre todo si se tiene en cuenta el tipo de apego que ha prevalecido en la niñez.
La teoría del apego, desarrollada inicialmente por John Bowlby, establece cuatro tipos de apego que se forman en la infancia y que pueden condicionar el tipo de las relaciones a lo largo de la vida. Atendiendo a este criterio, los cuatro tipos son: apego seguro, ansioso, evitativo y desorganizado. Pero solo uno de ellos sienta las bases para tener relaciones sanas, según la psicología.
El apego que asegura relaciones sanas
Atendiendo a la psicología, el apego seguro se define como una vinculación emocional que se forja en la infancia a partir de relaciones sólidas, sensibles y afectuosas con los cuidadores. Así, las personas que han crecido con este tipo de apego suelen presentar estas características:
- Confianza en sí mismo y con los demás.
- Comunicación. Saben expresar sus emociones de manera saludable y escuchan activamente a su pareja.
- Gestión de conflictos. Son capaces de afrontar los desacuerdos desde la empatía, buscando soluciones que beneficien a ambas partes de la relación.
- Autonomía emocional. No tienen miedo al abandono.
Gracias al conjunto de estos factores, las personas con apego seguro ayudan y son capaces de crear un entorno seguro basado en la confianza y el apoyo mutuo con la pareja.