Esta práctica culinaria, que consiste en preparar la masa de la pizza en cuatro etapas para hornearla luego a fuego de leña dándole vueltas, ha sido incluida dentro del listado de la Unesco de elementos que se deben conservar por su importante valor cultural.
Esta lista, que incluye otras actividades como Las Fallas de Valencia ,el flamenco, o los cantos de Los Llanos de Colombia y Venezuela, busca movilizar la cooperación y asistencia internacional para que las diferentes sociedades mantengan su patrimonio cultural.
En la jornada de hoy, se han incorporado un total de doce elementos, procedentes de Kazajistán, Portugal, Alemania, Grecia, India, Indonesia, Irán, Irlanda, Italia, Kirguistán y Malaui, mientras que ayer lo hicieron otros seis.
En la actualidad, quedan tan sólo unos 3.000 "pizzaioli" en esta ciudad del sur de Italia, por lo que la Unesco propone realizar actividades culturales en la que los jóvenes puedan observar el trabajo de los maestros.
Esta práctica se considera un arte, ya que se necesita una habilidad particular para hacer la masa y después hornearla, a pesar de la aparente sencillez de sus ingredientes, que son el agua, la harina y la sal.
Además de a los pizzeros napolitanos, la Unesco también reconoció hoy la música de gaita irlandesa, la música de órgano alemana y la artesanía de barro de Estremoz (Portugal).
El Comité intergubernamental, formado por representantes de 24 países firmantes de la Convención de la Unesco para la salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial, decidieron incluir en la lista estos bienes para responder a la "necesidad social" de preservar las artes y oficios tradicionales que de otro modo desaparecerían.
Este comité se reúne una vez al año para examinar el funcionamiento de esa convención, adoptada en 2003, y examinar las candidaturas de inscripción en sus listas.