Los dueños de un perro bulldog notaron en él un comportamiento extraño. Vomitaba todo lo que comía, apenas bebía agua y lo notaban como triste y apagado.
Los dueños decidieron llevarlo al veterinario. Una vez allí, le hicieron una radiografía y los veterinarios se dieron cuenta de que en el estómago del perro había algo que no iba bien.
Decidieron operarle de urgencia para extraerle lo que tenía en el estómago. Cuando realizaron la operación, los médicos no daban crédito a lo que le provocaba los dolores al perro. Y es que le extrajeron nada más y nada menos que 32 patitos de goma de los tradicionales con los que juegan los niños en la bañera.
Y es que los dueños habían encargado 50 patitos de goma para decorar la piscina que tenían en su casa. Al perro le pillaría con hambre y pensó en que esos juguetes calmarían su apetito.
Afortunadamente, el perro está bien y seguro que no vuelve a comerse ningún juguete más.