Según los medios locales, que citan a fuentes policiales griegas, a partir de las 05.00 hora local de la madrugada del sábado se permitirá la entrada de 300 personas cada dos horas.
En total, según los mismos medios, se trata de unos 3.000 inmigrantes y refugiados que se encuentran por ahora bloqueados en Eidomeni, el paso fronterizo en territorio griego al sur de la antigua república yugoslava de Macedonia.
Algunas familias consiguieron ya hoy pasar al otro lado y se agolparon ante la oficina de la estación de ferrocarril de Yevyelia, región fronteriza con Macedonia, con el objetivo de adquirir su billete para dirigirse a Serbia.
Esta misma tarde partirán hacia la frontera norte del país en un tren habilitado para tal efecto.
Las fronteras de Macedonia con Grecia, en el sur, y con Serbia, en el norte, están desbordadas por la gran afluencia de personas, en su mayoría refugiados que pretenden atravesar el país para continuar su viaje al centro y norte de Europa.
La situación derivó hoy en altercados con la policía macedonia, que empleó gases lacrimógenos, granadas aturdidoras y balas de goma contra los refugiados que intentaban atravesar el paso fronterizo con Grecia.
Según la agencia griega de noticias AMNA, hay diez heridos, cuatro de los cuales han tenido que ser trasladados a un hospital del lado griego.
El presidente de Macedonia, Gjorge Ivanov, firmó ayer una decisión sobre la participación del Ejército en la crisis migratoria para hacer frente al aumento de flujos de inmigrantes y refugiados que quieren atravesar el país en dirección al centro y el norte de Europa.
Según cifras oficiales, más de 40.000 indocumentados llegaron a Macedonia en los dos últimos meses.
Los medios locales apuntan a que al menos 1.500 de ellos están a la espera de poder atravesar el paso fronterizo de Eidomeni.
La frontera, según la prensa, ha estado bloqueada desde el miércoles, por lo que grupos de mujeres, hombres y niños resisten las altas temperaturas sin tener un sitio donde alojarse ni poder acceder a los servicios básicos.
En esa zona solo operan los voluntarios de las organizaciones no gubernamentales, que proporcionan a los refugiados comida y asistencia médica básica.