La mujer estaba en un campo próximo a su casa en el distrito de Sitapur, en el estado de Uttar Pradesh, cuando los hombres, ambos vecinos y conocidos de la familia, se aproximaron a ella e intentaron llevársela, según ha contado su hermano, Vinod Kumar, a Reuters.
La joven les mordió la mano y logró soltarse y escapar, y su padre presentó una denuncia ante la Policía ese mismo día, según el hermano. Después de que no se emprendieran acciones, la familia presentó una segunda denuncia. "Esperábamos que la Policía viniera a indagar todo el día pero nadie vino", ha lamentado Vinod.
Al día siguiente, los dos hombres volvieron al campo donde la mujer estaba trabajando, la rociaron con keroseno y la prendieron fuego, según ha contado el superintendente de la Policía Prabhakar Chaudhary a Reuters. La joven sufrió quemaduras en el 40 por ciento de su cuerpo y tuvo que ser hospitalizada.
Según Chaudhary, los presuntos agresores han sido detenidos y tres policías han sido suspendidos de sus cargos por abandono de sus obligaciones.
Tras una terrible violación en grupo y posterior asesinato de una joven en un autobús en Nueva Delhi en 2012, India puso en marcha tribunales para juzgar con rapidez y una ley más dura contra la violación, que incluye la pena de muerte. Pero las estadísticas de delincuencia indican que las agresiones sexuales contra las mujeres han aumentado, no disminuido, desde entonces.
Incluso si los casos son registrados, las estadísticas muestran que los archivos policiales siguen abiertos para alrededor de un tercio de todas las violaciones que fueron investigadas anualmente entre 2012 y 2016.
Los grupos de defensa de los Derechos Humanos han acusado a la Policía india de plegarse a la presión de políticos locales para enterrar investigaciones. En algunos casos, las investigaciones sobre agresión sexual se han evaporado en medio de la apatía de los agentes, según los activistas.