Hasta hace apenas unos días, el nombre de Leire Díez Castro era completamente desconocido para el gran público. Ayer, su imagen saliendo atropelladamente de la sede del PSOE en Ferraz, rodeada de cámaras, simboliza el revuelo que han generado las diversas investigaciones periodísticas que han destapado sus maniobras para favorecer los intereses de Ferraz. Leire, periodista de formación y militante socialista hasta ayer, ha pasado de trabajar en empresas públicas como Correos o Enusa a convertirse en el centro de una crisis política.
Díez acudió a reunirse ante el instructor del expediente informativo abierto por el PSOE tras conocerse audios y documentos que la vinculan con maniobras para desacreditar a mandos de la Guardia Civil, ofrecer pactos a cambio de información y actuar, supuestamente, en nombre del partido. Nada más finalizar su declaración, solicitó la baja voluntaria como afiliada, lo que supone la suspensión automática de cualquier medida orgánica.
La expectación era máxima a las puertas de Ferraz, donde decenas de medios aguardaban su salida. Lejos de hacer declaraciones, Díez anunció que hablará esta mañana en un conocido hotel de Madrid, donde ha convocado una rueda de prensa que promete ser todo un espectáculo mediático. A día de hoy, nadie en el PSOE ha explicado si su renuncia ha sido acordada con la dirección o si forma parte de una estrategia personal para defenderse públicamente.
El caso Leire: de filtraciones a la renuncia
Las grabaciones, que han puesto a Díez en el foco, la muestran negociando con empresarios imputados, ofreciendo tratos con la Fiscalía e intentando frenar filtraciones que podrían comprometer al entorno de Pedro Sánchez. También aparece proponiendo una campaña contra el teniente coronel Antonio Balas, jefe de la UCO, y facilitando estrategias legales a implicados en el caso Koldo, como Koldo García o José Luis Ábalos.
Pese a lo explosivo de las revelaciones, el expediente abierto por el PSOE, nunca la mencionó por su nombre, y no incluyó sanción alguna. Una actitud que ha generado malestar interno y perplejidad entre cuadros y militantes. Mientras tanto, la dirección guarda silencio: Pedro Sánchez no se ha pronunciado, y Santos Cerdán, señalado como su superior político, apenas ofreció una escueta declaración de nueve segundos.
Desde Ferraz insisten en que Díez se reunió hoy únicamente con los servicios jurídicos del partido para explicar su versión. "El partido valorará el alcance de lo que diga", subrayan fuentes cercanas a la Comisión Ejecutiva Federal. Si se comprueba que habló en nombre del PSOE, podría abrirse un expediente disciplinario formal. En ese caso, la Comisión de Garantías velará por que se respeten sus derechos como militante, aunque la baja ya esté solicitada.
El PSOE también ha prometido dar su versión de lo ocurrido tras la reunión. Pero, por ahora, el foco está en lo que dirá Leire Díez. El asunto ya ha generado que ERC o Podemos se unan al Partido Popular y pidan las explicaciones del presidente del Gobierno. Unas explicaciones que, salvo giro, parecen lejanas, ya que la presidenta de la Mesa del Congreso, Francina Armengol no ha calificado la petición de los populares, por lo que este asunto no podrá entrar en el orden del día del próximo pleno.
