Estudian las preferencias olfativas de los caracoles para combatir sus plagas

El objetivo de este estudio, de los investigadores pertenecientes al departamento de Psicología Experimental, es identificar cebos más efectivos que los que se utilizan en la actualidad para este fin, y que en muchas ocasiones no funcionan correctamente, ha informado la UGR.

Para ello, estudian desde hace años la memoria de los caracoles para ver cómo aprenden a identificar cuál es su comida, y cómo se puede utilizar este conocimiento para mejorar los cebos ante una plaga.

Los experimentos consisten en tener a los caracoles sin comer durante varios días; posteriormente en el laboratorio se colocan sobre una superficie donde se sitúa el alimento a una determinada distancia para medir después si es capaz de localizarlo o no, y cuánto tarda en hacerlo, ha explicado el autor de este estudio, Marcial Rodríguez.

Los investigadores han comprobado que los caracoles también necesitan la inteligencia y hacer uso de la memoria para aprender a adaptarse al medio.

Los científicos se aseguran de que el caracol nunca antes ha olido ni probado el cebo que le colocan para evaluar si el nivel de privación del alimento determina su capacidad para localizarlo y conocerlo. "Hemos demostrado que los animales sí pueden identificar como comida un alimento que nunca antes han probado: solo hay que motivarlos adecuadamente para ello, es decir, que tengan hambre después de días sin comer", ha señalado Rodríguez.

Hasta la fecha, la ciencia pensaba que era imposible controlar a estas especies mediante los cebos, una teoría que han desmontado los investigadores con su trabajo en el laboratorio.

Rodríguez apunta que el sistema nervioso del caracol tiene una gran ventaja ya que posee muy pocas neuronas, pero de un tamaño muy grande, en comparación con el humano, lo que permite observarlo y analizarlo de una forma muy sencilla mediante diversas técnicas microscópicas.

En algunos aspectos, el estudio del sistema nervioso del caracol guarda similitudes con el de los humanos. A la luz de los resultados de su investigación, el profesor cree que el mejor momento para disponer los cebos contra los caracoles son los días antes de que termine su fase de letargo.

Tras meses de inactividad, con las primeras lluvias, los caracoles están más activos y más necesitados, de manera que si les ponen cebos con sustancias nuevas que nunca han probado es más probable que los ingieran de manera que podemos así controlar y limitar mejor su reproducción.