Hoy con Leleman venía pensando en... Jaime Orti. Que hoy se cumplen cuatro años desde que nos dejara el presidente más generoso y cariñoso que he conocido del valencia. Y llevo ya 25 cubriendo la información valencianista.
El valencianismo echa de menos a Jaime. Echa de menos su abanico gigante, su peluca naranja, su muchas noches, su yeee bonico… Jaime vivió como presidente los años más gloriosos del valencia. Nadie mejor que él merecía levantar aquellas ligas y aquella uefa. Jaime se convirtió en el presidente del pueblo, del aficionado, de todos nosotros…
Hablar de las bondades de Jaime es tontería. Todos los que le conocimos sabemos de sobra como era. Siempre dispuesto a ayudar en lo que fuera y siempre dispuesto a partirse la cara en entrevistas nacionales por defender a su Valencia. Jaime era valencianismo puro. Sus imperfecciones al hablar le hacían aún más perfecto, más querido.
Por desgracia en el fútbol actual ya no quedan presidentes o directivos como él. Esa cercanía y amabilidad incluso en los peores momentos cuando Mestalla le pitó en aquella famosa presentación. Su gran humildad le llevó a decir eso de: “dejadme hablar y luego me pitáis si queréis”. Nada que ver con la altanería o chulería de esos que mandan callar o bailan al son de la melodía del “Anil canalla fuera de Mestalla”. Porque Jaime era presidente sí, pero era primero persona.
Ahora, me imagino a Jaime en el cielo con mi padre comentando los partidos del valencia cada fin de semana. Mi padre resoplando, como hacía siempre en Mestalla, y Jaime diciendo aquello de yeeee bonico. Porque ellos eran valencianismo, sentimiento y pasión… además de dos bellísimas personas…
