LA AGRICULTURA Y LA GANADERÍA EN CIFRAS

El sector primario alicantino ve bajar su facturación un once por ciento con relación al año pasado

-El leve aumento de los precios en origen no consigue compensar el balance agrario por el fuerte aumento de costes y la desastrosa campaña del limón

-El año ha sido especialmente negro para la ganadería ya que su valor ha caído un 18 por ciento

Pepe Requena

Alicante | 21.12.2021 17:23

Rueda de prensa de Asaja-Alicante
Rueda de prensa de Asaja-Alicante | ASAJA-Alicante

El ejercicio agrícola 2021 ha visto una leve mejoría generalizada en los precios en origen percibidos por los agricultores con respecto a los dos años anteriores, pero esto no ha sido suficiente para compensar el lastre que han supuesto dos episodios clave: la desastrosa campaña del limón en la Vega Baja, con unas pérdidas de alrededor de 110 millones de euros respecto al año 2019-2020; y el aumento desmesurado de los costes de producción, según ha informado la organización agraria ASAJA-Jóvenes Agricultores.

Con respecto al valor económico de las producciones, en agricultura se ha pasado de 522 millones de euros en 2020 a 464 millones de euros en 2021, lo que supone un descenso del 11 por ciento. Una cifra que es más negativa de lo que en un principio pudiera parecer, pues se parte de las cifras de 2019 que fueron muy malas por la DANA.

En cuanto a la superficie cultivada, esta se ha mantenido estable con respecto al 2020, pasando de 129.900 hectáreas a 130.363, lo que supone un incremento tan solo del 0,5 por ciento. El dato más flagrante es el de la patata (Tubérculos Consumo Humano), del que caen en picado las plantaciones, un -34 por ciento debido a la inestabilidad por las restricciones en el canal HORECA. Los cierres y restricciones en la restauración y el ocio también han provocado que apenas se hayan consumido limones; de ahí que la campaña ha sido "desastrosa".

COSTES DE PRODUCCIÓN

ASAJA Alicante ha denunciado la subida sin precedentes de los costes de producción en la agricultura y la ganadería. La energía eléctrica –necesaria fundamentalmente para extraer el agua de riego– se ha encarecido un 270 por ciento. El gasóleo de uso agrícola se ha incrementado un 73 por ciento y los abonos un 48 por ciento y el agua un 33 por ciento. También han sufrido fuertes subidas los plásticos de invernadero, las semillas y los piensos.

Mientras los alimentos experimentan un encarecimiento para los consumidores, al principio de la cadena alimentaria los productores no tienen la capacidad de repercutir la histórica escalada de costes en los precios que perciben. “No entendemos por qué la repercusión del aumento de los costes de producción se produce

de forma inmediata para el productor y el Ministro de Agricultura, Luis Planas, nos pide paciencia y un margen de uno o dos años para ver los efectos de la nueva Ley de la cadena Alimentaria, que reforma la ley de cadena de 2013, y que incorpora como principal novedad la prohibición de la venta a pérdidas”, ha lamentado el secretario técnico de ASAJA, Ramón Espinosa.

LA INCERTIDUMBRE DEL AGUA

El año se ha caracterizado por la inestabilidad del trasvase Tajo-Segura que genera el permanente cambio en la aplicación de criterios, todos ajenos a las propuestas técnicas de la Comisión Central de Explotación, por parte del Ministerio para la Transición Ecológica que dirige Teresa Ribera. Y es que, desde el mes de enero el ministerio de Ribera no ha dejado de reducir los trasvases de agua al Segura y de incumplir las cantidades que contempla la Ley de Evaluación Ambiental, que recoge los Acuerdos del Memorándum.

A parte de esto, el año se ha caracterizado por dos decisiones tomadas por parte del Ministerio para la Transición Ecológica que ponen contra las cuerdas el futuro del Trasvase para regadío, como con: la propuesta, en el marco de las actuaciones para los planes hidrológicos de cuenca, de aumentar gradualmente el caudal ecológico del Tajo durante los seis próximos años y, por otro, modificar la ley del Memorándum en Nivel 2, rebajando los trasvases automáticos de 38 a

27 hectómetros cúbicos, que se llevó a cabo el pasado 27 de julio, cuando finalmente fue aprobado Real Decreto que modifica las reglas del trasvase Tajo-Segura. Un hecho por el que los servicios jurídicos de ASAJA Alicante han interpuesto ante el Tribunal Supremo un recurso contencioso-administrativo contra el Real Decreto aprobado por el Gobierno central por el que se modifican las reglas de explotación.

LA GANADERÍA

Otro subsector que la ha pasado mal es el ganadero. 2021 iba a ser el año de la recuperación, el año de los beneficios y el año en el que los ganaderos iban a poder recuperar las pérdidas derivadas del 2020, las pérdidas producidas por la pandemia y el cierre de restaurantes y bares. Pero, de nuevo, las pérdidas en las explotaciones superan a las ganancias. Este año 2021 ha sido un año negro para la ganadería, con un revés en el valor económico que va de 48,2 millones de euros en 2020 a 39,6 millones de euros en 2021, lo que supone un descenso del -18 por ciento en el valor de sus producciones.

Pero es que, además, el caso de la ganadería es flagrante, ha recalcado ASAJA, "porque veníamos de un salto en el valor económico de este sector de 75,7 millones de euros en 2019 a 48,2 millones de euros en 2020, motivado por el COVID, lo que ya supuso un descenso del 36 por ciento en el valor de sus producciones.

“Con este balance general, es fácil entender porque el número de explotaciones ganaderas en la provincia de Alicante ha caído en picado, y más que se prevé que caigan en 2022”, lamenta el vicepresidente 2º de ASAJA y responsable de la sectorial Ganadera, Juan Luis Gimeno.

MOVILIZACIONES

Tanto ASAJA a nivel nacional como a nivel autonómico, provincial y comarcal, ha decidido dar luz verde a un nuevo proceso de movilizaciones bajo el movimiento de #SOSRURAL, que se llevará a cabo durante el próximo invierno y primavera en protesta por la situación de grave crisis de rentabilidad que afecta a la inmensa mayoría de los agricultores y ganaderos y ante los graves ataques de que son objeto.

Estas protestas, que se intensificaran en las próximas semanas en todos los territorios, son continuación de las que se vienen produciendo en los últimos meses, la última en Valencia el pasado 3 de diciembre, y de las que se iniciaron en 2019-2020 y se vieron interrumpidas como consecuencia de la aparición de la pandemia de LA Covid-19.

“La brutal subida de los costes de producción y los desequilibrios en la cadena agroalimentaria que impiden percibir unos precios justos en origen y que ponen en peligro la rentabilidad de las explotaciones son argumentos principales de estas protestas, aunque no los únicos. También, los injustos e incomprensibles acuerdos comerciales con países extracomunitarios, la falta del control en fronteras en la UE, la inestabilidad hídrica y la falta de una correcta y adecuada planificación hidrológica en los Planes de Cuenca, que olvidan por completo al regadío y criminalizan al sector agrícola; la PAC y nuevas exigencias medioambientales; las cuestiones sociales y laborales y la contratación de la mano de obra en el campo; la necesidad de adaptar los seguros agrarios, estarán entre nuestras reivindicaciones”, concluye José Vicente Andreu, presidente de ASAJA-Alicante