Prácticamente no hubo vecino que no se despertara por la intensa tormenta con fuerte aparato eléctrico, agua y granizo que cayó en la ciudad entre las 03.00 y las 04.00 de la madrugada. La formación de una DANA o "gota fría" ha generado una situación de fuerte inestabilidad en el este peninsular, a lo que se suma que las temperaturas del agua del mar están "anormalmente altas" (18 grados a estas alturas del año), según ha explicado a esta redacción el director del Laboratorio del Clima de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina.
"Se ha formado un núcleo convectivo muy enérgico cargado de humedad que ha descargado de forma intensa que ha descargado, especialmente, entre el Bajo Vinalopó y L´Alacantí", ha detallado el experto universitario. Desde el pasado verano, el mar Mediterráneo ha ido acumulado una "gran cantidad de energía" y todavía sigue con temperaturas por encima de lo normal. Es un factor que explica lo ocurrido la pasada madrugada.
RELACIÓN CON EL CAMBIO CLIMÁTICO
Una tormenta que ha coincidido en el tiempo con la celebración en Alicante con el "Diálogo del Futuro del Agua", organizado por distintas administraciones públicas, entre ellas el Gobierno de España, la Generalitat, el ayuntamiento de Alicante o la Universidad de Alicante. Un futuro nada halagüeño si no se empieza a actuar ya, puesto que las previsiones a fin de siglo hablan de una disminución de la disponibilidad de agua del 40 por ciento en el sureste peninsular, según expuso la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera.
A este respecto, el director del Laboratorio del Clima ha expuesto que ya se viene observando en las últimas dos décadas que "tendemos hacia un clima menos lluvioso en el conjunto de la fachada este peninsular, pero salpicado de eventos que pueden ser de lluvia intensa como el que hemos registrado en las últimas horas".
La tendencia a medio-largo plazo -ha añadido Jorge Olcina- es que toda la parte este peninsular, incluidas las serranías ibéricas y béticas irá recibiendo menos precipitación. Es algo que hay que tener en cuenta a la hora de realizar una planificación hidrológica en el territorio. La agricultura, por tanto, se tendrá que adaptar a esa menor disponibilidad de agua superficial. Como alternativa tendrá que emplearse agua reciclada con aportes de desalación pero con unos precios subvencionados.
