Si resides en Madrid o en las últimas semanas has pasado por la capital es muy probable que te hayas percatado de una desagradable plaga que ha invadido multitud de hogares, la de las polillas gigantes. Pese a su tamaño, conviene aclarar que más allá de las molestias que puedan ocasionar, son inofensivas.
El aumento de la presencia de este insecto puede estar relacionado con el episodio de calor que ha vivido la capital. Con altas temperaturas, las polillas aceleran su metabolismo lo que causa que aumente su actividad y se incrementen notablemente sus desplazamientos. Con el calor también se acelera su reproducción. Asimismo, se alarga su ciclo de vida por lo que conviven un mayor número de generaciones por año y aumenta su población.
Las polillas se sienten atraídas por focos, luces y puntos cálidos por lo que es más habitual cruzarlas en la noche, especialmente si tenemos puntos iluminados en nuestro hogar. Además, es un insecto que en caso de no ser perturbado tiende a no desplazarse por lo que es probable que cuando aparezca una en tu casa, ya llevara varias horas o días en esa ubicación.
Las polillas no atacan ni son peligrosas para el humano. No te van a morder ni picar pero sí deben tomar precauciones las personas sensibles a las escamas de los insectos que pueden sufrir reacciones alérgicas.
Para evitar la proliferación de polillas en el hogar conviene realizar limpiezas habituales y profundas y aspirar zonas en las que puedan haber puesto huevos como mantas, sofás.
Aunque haga calor, es recomendable cerrar las ventanas si tenemos las luces encendidas. Para expulsarlas podemos realizar el proceso contrario, apagar luces y abrir alguna ventana cercana a un punto de luz exterior. Al no ser ofensivas, es mejor expulsarlas sin causar daños al insecto, ya que en su interior sí puede haber bacterias y sustancias nocivas.
Otras opciones son los repelentes naturales con hierbas aromáticas como la lavanda o el cedro. También existen trampas de feromonas para atraerlas y capturarlas sin matarlas.