El Ayuntamiento de Barcelona ha anunciado este viernes que el próximo 6 de noviembre se abrirá al tráfico el nuevo túnel que atraviesa la plaza de las Glòries en sentido Besòs, es decir, en la salida de la capital catalana. El día 5 la Guardia Urbana iniciará los desvíos de tráfico para la implantación de la nueva configuración vial con el objetivo de que el túnel quede completamente operativo a partir de las 6 horas del 6 de noviembre. La previsión es que el otro vial, en sentido Llobregat, se pueda abrir a principios de 2022.
La teniente de alcalde de Ecología, Movilidad y Urbanismo de Barcelona, Janet Sanz, ha explicado que el túnel, con tres carriles por sentido, tendrá uno reservado en cada uno de ellos para los autobuses urbanos e interurbanos en lo que quiere ser una apuesta por el transporte público.
2 años de retrasos en las obras
El tambor o anillo vial construido para los JJOO de 1992 fue derribado en 2014 pero las máquinas no empezaron a perforar la galería hasta noviembre de 2015. Es decir, el plan fue liderado por el gobierno de Xavier Trias pero fue Ada Colau la que tuvo que poner en marcha las obras para soterrar el tráfico en esa parte de la ciudad. Una obra marcada por los sobrecostes, con un presupuesto de cerca de 200 millones de euros, y los retrasos, ya que la primera previsión era que los trabajos del túnel finalizarán en 2019.
También han sido unas obras muy complejas técnicamente, ya que el túnel mide 957 metros, 1.157 si se añade la longitud de las dos rampas, con una profundidad máxima de 25 metros en la zona bajo la plaza. Por encima del túnel pasan 4 infraestructuras ferroviarias: los túneles de la línea 1 de metro, el de la R1, el de la R3 /R4 y el de la linea R2 sur de Rodalies. En total, se han ejecutado cerca de 60.000 metros cuadrados de muros pantalla y se han bombeado 25 mil metros cúbicos de agua freática al día, el equivalente a 10 piscinas olímpicas.
Preocupación por el impacto en el tráfico
La inauguración de una parte del túnel de las Glòries coincide con un momento de mucha congestión en los accesos a la ciudad desde que comenzó el curso escolar y la vuelta al trabajo presencial después de un año en el que mucha gente había teletrabajado. Las autoridades dan por hecho que habrá cierta confusión con la nueva reconfiguración del tráfico.
Otro aspecto polémico son los trabajos de urbanización de la superfície. Los vecinos y comerciantes de la zona rechazan que el ayuntamiento cubra la Gran Vía con el llamado urbanismo táctico. Elementos provisionales, como mobiliario urbano, y dibujos en la calzada.
