De nada sirvió que en el año 2012 se concediera por ley la condición de autoridad al profesorado, explica la delegada de Educación de CSIF, Mónica de Cristóbal. De hecho, en los últimos años se ha detectado un descenso en la edad de los agresores. Ya ni siquiera son chavales de 12 o 13 años. Niños de 6 o 7 años ya protagonizan episodios de violencia verbal o física contra sus profesores. Además,
La falta de personal de apoyo que ayude a controlar a alumnos conflictivos, algunos de ellos con trastornos de conducta diagnosticados, que agreden a sus compañeros y a los propios docentes, está detrás de parte de la problemática. Pero la mayor parte de las agresiones se producen por parte de alumnos que no presentan ningún trastorno y que, sencillamente, han normalizado la violencia como parte de su comportamiento.
Según la encuesta realizada por el sindicato, el 19% de las agresiones son físicas y el 81% verbales. En el 73% de los casos, los agresores son alumnos, mientras el 27% de los ataques proceden de familiares de los alumnos. De Cristóbal ha reclamado un protocolo claro que proteja a los docentes de las agresiones de alumnos y familiares y dignifique la profesión. Los actuales protocolos son poco eficaces: demasiada burocracia; además, no proporcionan suficiente protección jurídica.
