El gol de Salomón Rondón en la primera mitad fue suficiente para doblegar a un conjunto uruguayo desdibujado que necesita una carambola casi imposible para pasar a la siguiente fase. Venezuela lidera el grupo C con seis puntos y Uruguay es colista aún sin puntuar. La Celeste necesita ganar a Jamaica en el próximo duelo y que México, que tiene tres puntos, pierda los dos partidos que le quedan y conseguir una mejor diferencia de goles.
Uruguay naufragó en el primer tiempo, en el que fue incapaz de disparar una sola vez entre los tres palos. La defensa dejó espacios, el centro del campo estuvo desorientado y mandó pocos balones con peligro a los arietes.Sólo Gastón Ramírez puso algo de orden en la medular, aunque fueron jugadas con poca trascendencia para su equipo.
Adalberto Peñaranda estuvo incisivo en los primeros compases del choque junto a Salomón Rondón, que fue un incordio constante para los zagueros charrúas. La Celeste buscó a Edinson Cavani y Christian Stuani con balones aéreos, la especialidad de la casa, pero la defensa venezolana opuso una férrea resistencia.
El choque entró hacia la media hora en una dinámica de errores en los pases, desorden, faltas y placajes más propios del fútbol americano que los aficionados estadounidenses ven los fines de semana en el Lincoln Financial Field. La aproximación más clara de Uruguay en los primeros 45 minutos fue un centro envenenado que golpeó el palo sin que nadie lograra rematar. Y en el minuto 36 llegó el gol venezolano. Alejandro Guerra conectó un zapatazo desde casi medio campo que casi sorprende a Fernando Muslera. El guardameta logró desviar el tiro con la punta de los dedos, el balón dio en el larguero y quedó manso frente a la línea de gol para que Rondón la empujara al fondo de la red.
El tanto prendió las alarmas en el combinado uruguayo, donde afloró la ansiedad y los nervios al verse prácticamente fuera del torneo. Uruguay se puso las pilas en el segundo tiempo y Stuani tuvo cerca del empate a la salida de un córner, pero su disparo salió desviado por arriba del larguero.
La Vinotinto, por su parte, le entregó el balón al rival y se preparó para aguantar el chaparrón con la esperanza de aprovechar alguna contra con la velocidad de Rondón. Y el contraataque llegó pero de la mano de Peñaranda, que en el 68 se plantó solo ante Muslera tras un largo esprint pero el arquero detuvo su lanzamiento. Oscar Tabárez sabía que la situación era desesperada y movió fichas con el ingreso del delantero Diego Rolan, pues el compromiso estaba más cerca del segundo tanto venezolano que del empate. A un minuto del final Cavani falló una ocasión clarísima tras encarar en solitario Daniel Hernández, pero disparó fuera.
