Rafa Nadal ha querido matizar en la revista GQ sus declaraciones: "Yo nunca hablé mal de un gobierno, expresé una opinión que creía en aquel momento y la verdad es que la expresé con el máximo respeto. Lo que pasa es que a día de hoy no se puede decir absolutamente nada, porque desgraciadamente nos están radicalizando. [...] A mí no me interesa participar en este circo de hipocresía y radicalización".
Asimismo, añade "ante todo soy persona, no tengo ninguna necesidad de hacer política o querer beneficiar a unos o penalizar a otros con lo que yo diga (...) me mantengo en lo que dije y lo volvería a decir, porque yo no dije nada que saliera de lo normal. Dije lo que yo sentía en aquel momento. ¿Y por qué no voy a poder opinar yo de lo que me plazca siempre que sea con respeto? Soy un ciudadano español igual que cualquier otro, soy un deportista igual que otros son ingenieros o electricistas...".
Todo ello viene porque a final del mes de abril preguntó que "si la gente podía ir a una obra a trabajar juntos (estando mucho más juntos que en la pista de tenis), ¿por qué no podrían volver los tenistas a entrenar cuanto antes?". Con ello, cuestionaba las primeras medidas de desconfinamiento y la llegada de la 'nueva normalidad'.
Además, considera que sus declaraciones tengan impacto no depende de él, "Yo no voy a entrar en la radicalización que muchos pretenden implantar en esta sociedad, en la que se intenta hacer polémica con todo. Ha llegado un momento en que cualquier cosa que se diga es política, la bandera es política, el que uno diga que lo que han hecho está bien o está mal pues también es política, uno ya no puede opinar libremente lo que uno cree porque entonces estás hablando mal de un gobierno", dice.