Ángel Correa fue el salvador del Atlético. Dos goles del argentino, habitual suplente y titular ante el Cádiz por la sanción de Álvaro Morata, protagonizó la remontada de los rojiblancos, que comenzaron perdiendo 0-2 y ganaron 3-2.
Salió bien el Atlético al partido. O eso pareció. La conexión Griezmann-Correa invitaba a pensar que los rojiblancos resolverían con solvencia. El francés envió un balón al poste de Ledesma en el minuto 3 y poco después se plantó solo delante del cancerbero visitante en lo que podía haber sido el 2-0.
Todo estaba a favor de los de Simeone. El arranque inicial y el once dispuesto por Sergio González en los cadistas. Un conjunto repleto de rotaciones para dar descanso a los más habituales. Toda una declaración de intenciones.
Sin embargo, el brasileño Pires, que debutaba con su equipo, se encargó de helar la grada. Aprovechó un centro de Ramos desde la banda derecha y batió a Oblak, con el despiste de Molina y de Azpilicueta, que no supieron ver su letal llegada. De nada valieron las protestas de los locales por una supuesta falta a Riquelme antes del tanto.
La diana volteó el partido. El Atlético entró en pánico y se sucedieron los errores. Fali pudo anotar desde su propio campo de un disparo que estuvo a punto de batir a Oblak y poco después (minuto 27) Roger sí hizo el 0-2. Oblak, que cumplió este domingo 400 partidos con el Atlético, no midió bien la salida y Witsel se vio superado por el delantero visitante.
Parecía mentira, pero era cierto. Casi por arte de magia, el Cádiz había hecho estallar el Metropolitano. Con Simeone desde la banda pensando soluciones, Correa puso el 1-2. La cuesta se empinaba menos, pero el envite era ya un ida y vuelta. De la supuesta tranquilidad se pasó al inesperado sobresalto para los rojiblancos.
La suerte que le había faltado al Atlético en el primer acto le sonrió nada más salir al segundo. Nahuel Molina empató a dos cuando casi ni había pasado un minuto. El Metropolitano estalló. La remontada se acercaba. Casi se tocaba.
Simeone dio entrada a Rodrigo de Paul, Giménez y Lino. De un golpe quería recuperar el temple del argentino en el medio campo y la velocidad de Lino. Giménez aseguró la línea de centrales y adelantó la posición de Witsel. Y se destapó otra vez Correa para provocar el delirio. Saúl, otra asistencia, le regaló un balón al área y el argentino puso el 3-2.
El Atlético había hecho lo más difícil. La remontada era real. Estaba ahí. El Cádiz hizo cambios, pero Correa fue una losa infalible. En una montaña rusa de emociones, el argentino le dio al Atlético los tres puntos y cerró una semana redonda para los de Simeone.
Tres partidos, tres victorias. La primera contra el eterno rival. La tercera, de brillante remontada en partido de poco temple, y de orgullo. El Atlético es cuarto con un partido menos. El Cádiz no se creyó el 2-0 y se vino abajo en el 2-2. Sigue sin ganar al Atlético a domicilio.