ENTREVISTA EN POR FIN NO ES LUNES

La vida en el 'narcoestado de bienestar' del Campo de Gibraltar: "Se alimenta del paro, la pobreza y la exclusión social"

Francisco Mena es coordinador antidroga del Campo de Gibraltar y lleva años intentando solucionar el problema del narcotráfico, muy ligado a la dura realidad social de la población de la zona.

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ondacero.es

Madrid | 17.02.2024 14:06

La vida en el 'narcoestado de bienestar' del Campo de Gibraltar: "Se alimenta del paro, la pobreza y la exclusión social"

Hace una semana nos despertábamos con la noticia del asesinato de los agentes David Pérez y Miguel Ángel González en Barbate por la embestida de una narcolancha contra su embarcación y la sensación de injusticia que ha causado entre sus familiares y compañeros sigue muy presente.

Esta práctica, la de embestir contra la Guardia Civil, es muy común entre los traficantes que mueven la droga en lanchas por la costa porque es la forma más rápida de quitarse de encima a los representantes de la autoridad, lo que supone una situación de altísimo riesgo para los que patrullan en las costas gaditanas.

La desventaja entre los narcos y la Guardia Civil

Lo que ocurre en esos instantes es una auténtica lucha de poder y es clara la situación de desventaja entre unos y otros. Los narcotraficantes cuentan con lanchas monstruosas (cuatro motores) contra las que poco pueden hacer las embarcaciones de la Guardia Civil.

Esta noticia ha vuelto a poner el foco en la compleja situación que se vive en el Estrecho de Gibraltar. Son muchas las voces que vienen alertando de la falta de seguridad, efectivos y recursos para vigilar los más de 200 kilómetros de costa por donde transitan unos 300 barcos de todo tipo al día, que tienen que vigilar los agentes de la Guardia Civil.

Vamos a hablar de ese día a día para los agentes, los ciudadanos, los jueces. Esta semana, muchos oyentes han descubierto que incluso en esa zona hay una urbanización propia de los narcos o en esa zona hace unas horas, hemos descubierto que la juez a cargo de la investigación de este caso es una sustituta que está cubriendo la vacante del Juzgado de Instrucción número 1 de la localidad cuyo titular recibió el destino de manos del rey Felipe esta misma semana tras sacarse la oposición y culminar dos años de estudios en la Escuela Judicial.

La dura realidad social del Campo de Gibraltar: 60% de paro entre los jóvenes

Francisco Javier Mena es el presidente de la Coordinadora Antidroga del Campo de Gibraltar, una asociación que lleva años ayudando a buscar, intentando buscar soluciones al problema del narcotráfico, aunque al final hay que hablar de la realidad social porque es un problema económico y social de este lugar.

Mena lleva 40 años luchando contra la lacra del narcotráfico. Ha acudido incluso a Bruselas, donde se ha reunido con representantes de la Unión Europea para decirles que son la barrera que evita que sus hijos no tengan fácil acceso a las drogas que entran por el Estrecho: "Su respuesta fue que lo estudiarían y que nos darían una respuesta y de eso hace ya cuatro años".

En 'Por fin no es lunes' explica que gran parte del problema del Campo de Gibraltar es la realidad social existente desde hace muchos años, una realidad en la que los jóvenes viven en barriadas y cuyo paro supera el 60%: "El Estado ha desaparecido, pero no hablo del Estado como el Gobierno, sino mucho más, el Estado es todo". Se refiere al concepto 'Narcoestado de bienestar', que se apodera del barrio, ocupa todas las capas sociales y es el gran benefactor: "Por eso hemos visto en La Línea, durante una operación de la Guardia Civil para incautar hachís, cómo salían 300 personas a enfrentarse a ellos. O en Sanlúcar, que apedrearon el helicóptero".

"El narcobienestar se apodera del barrio"

Lo cierto es que el narcotráfico se ha convertido en una realidad mucho más atractiva para cientos de jóvenes debido al dinero rápido y fácil. Por eso, Mena pide medidas concretas como planes de empleo, formación o, incluso, incentivos a los profesores que luchan para recuperar a los jóvenes que se han introducido en el mundo del narcotráfico.

"El joven sabe que no va a tener ninguna oportunidad en el mundo laboral de tener una vida honrada. Por eso, cuando le tientan, puede decir que no alguna vez, pero al final acaba cayendo y cuando le dan 600 por estar en una moto con un móvil vigilando un coche de la Guardia Civil, ¿cómo le recuperas? Si en un trabajo honrado ganará 1.200 euros", asegura.

Explica que incrementar las medidas policiales está muy bien porque hay que recuperar el principio de autoridad y acabar con la impunidad, pero "hay que hacer otras muchas cosas que no se están haciendo porque a nosotros nos ha abandonado el Estado".

Cuando se rompe el principio de autoridad y los narcos sacan pecho

Mena explica que hace años se cruzó una línea roja que vino de la mano del cambio generacional en el mundo del narcotráfico. Asegura que antes había más "respeto" porque cuando alguien estaba en la playa con droga y aparecía la Guardia Civil, se iban corriendo y abandonaban las lanchas, no disparaba ni la Guardia Civil tampoco, pero las nuevas generaciones que se han incorporado al narcotráfico "son gente joven con poco sentido común".

"Recuerdo a un inspector de la Policía Nacional que le dio el alto a un coche cargado de hachís y en vez de parar, le estrelló el coche. Perdió un brazo y tiene un 60% de discapacidad. Recuerdo cómo lloraba porque él quería seguir siendo inspector de la Policía Nacional y le habían truncado su vida", afirma.

Los guardias civiles, la Policía Local y la Nacional desarrollan sus trabajos y luego tienen su vida familiar, y aquí es cuando viene otro riesgo: salir a cenar, sentarse en un restaurante y que en la mesa de al lado se siente la familia del narcotraficante. Muchos agentes tienen que enviar a sus hijos al colegio de una zona distinta de la que viven.

"Ese es el empoderamiento que tiene el narcotráfico, pero no sólo en un restaurante, sino cuando vas a comprar al supermercado y te cruzas con alguien que ha estado en una persecución el día anterior", afirma.