Loli pasó todo el confinamiento en un cortijo de Alhama de Almería "sin la presión de estar en casa", junto a dos de sus tres nietas que se encontraban pasando el fin de semana con ella cuando el estado de alarma entró en vigor. Faltaba su nieta Lola, en Aguadulce, a la que echaba mucho de menos.
"Sufrí bastante porque mi nieta Lola sí estaba encerrada. Contactábamos con el móvil a menudo y así lo fuimos llevando", reconoce Loli, quien asegura que "estaba contando los días para el reencuentro", un día que resultó "muy emotivo" a pesar de no poder abrazarse porque "no era momento".