En los centros comerciales ya hay secciones enteras dedicadas a esta romántica práctica que rompe con la frialdad de las tipografías informáticas. Y es que una invitación de boda, de cumpleaños, una tarjeta de regalo o un menú, no se recibe igual si está escrito con gusto, con el aroma de una buena pluma ‘blandida’ sobre el papel, y con la personalidad que solo la caligrafía puede imprimir. Y sí, también esto del lettering es una manera de ganarse la vida.
Que se lo pregunten a Rocío Huerta, una periodista que convirtió su afición a los libros y al dibujo en su profesión. Hoy prepara la correspondencia para más de 50 bodas este año y coordina un equipo de siete caligrafías en El Tintero, una "papelería 100% a medida".