El domingo quedó sobradamente constatado. Por muy vehementes que sean las demandas de calefacción de los alumnos del Luis Vives, no ponen en jaque a toda una ciudad durante horas. Así que convendría preguntarnos si alguien se aprovechó del ardor juvenil con espúreos intereses y desde luego también qué actitudes contribuyen más a caldear el ambiente que a serenarlo.