Entre los millones de usuarios de las redes sociales, hay muchos delincuentes que han encontrado en TikTok, Instagram o Youtube en un escenario más para amenazar, vengarse y hasta mofarse de los rivales. Es el caso de los crímenes crimen que Manu Marlaska y Luis Rendueles examinan en Territorio Negro. El primero ocurrió el pasado mes de marzo: en la madrugada del 22 de marzo, para ser precisos.
Esa noche, un tiroteo en la localidad gaditana de Rota se cobró la vida de José Luis Santiago Jiménez, alias "El Indio", un hombre de veinticinco años, con antecedentes, perteneciente al clan de los Justitos o los Gallinas, que es como se conoce a su familia, una de las más populares del barrio de las cuarenta viviendas de Rota.
José Luis, horas antes de ser asesinado, sube un vídeo a TikTok en plena escalada verbal y tiktokera entre los Justitos (la familia a la que pertenecía él) y los Bustamante, que es el clan rival. En ese vídeo José Luis enseña su coche mientras se pregunta: "¿dónde está el tiroteo?", porque los Bustamante habían amenazado días antes con tirotear los coches de los Justitos. Y en las imágenes el vehículo se ve intacto, por lo que se ríe.
Las dos familias mantenían desde tiempo atrás sus diferencias por motivos que no están nada claros y las redes sirvieron en este caso como combustible para azuzar el fuego y también como escenario para las fanfarronadas y para los desafíos. Como muestra, un botón.
En sus redes hay otro vídeo José Luis, la víctima del crimen, y uno de sus primos, que están devorando un par de hamburguesas en un local de comida rápida y acordándose de los Bustamante mientras les lanza una retahíla de insultos. Lo que se dice en este vídeo y de la forma que se dice es toda una declaración de guerra en los códigos de los clanes gitanos. Para empezar, los dos Justitos "se cagan en los muertos" de los Bustamante, la peor ofensa posible en ese mundo mientras se ríen, y califican de violeta al "Pepino", que es nada menos que el patriarca del clan. Días previos a que se publicara esta grabación, el otro grupo ya los habían amenazado a través de sus cuentas.
Cuando José Luis denomina al líder de violeta, hace referencia a que ha abusado de niñas, de menores. Así que no es casualidad que fuera poco tiempo después de este vídeo cuando se desencadenó la tragedia y el autor de estas insinuaciones fuese asesinado a tiros y golpes de machete en las calles de Rota.
La guerra continúa
Después del crimen, la guerra en redes siguió, y además con mayor fiereza. Apenas horas después del asesinato de José Luis, varios hombres y mujeres del clan de los Bustamante colgaron vídeos celebrando el crimen: en algunos se ve a mujeres bailando al son de la música, en otros hay fotos del fallecido, José Luis, con mensajes en los que se ríen de él. Entre los escritos, decían cosas tales: "Qué ha pasado, perro, que corrías más que un perro galgo. Habláis mucho y luego a la hora de la verdad corréis".
Son decenas las publicaciones, que siguen a fecha de hoy lanzándose insultos y provocaciones. Tras el crimen, la Policía Nacional detuvo a varias personas, pero los dos autores materiales del asesinato, Antonio y Ezequiel Bustamante, siguen en paradero desconocido. Mientras tanto, su padre, el Cateto, continúa encarcelado y, por otro lado, unas cuantas personas más del mismo clan, como el Bulito, fueron detenidas y puestas en libertad. Este último, por ejemplo, no perdió la ocasión y nada más dejar la prisión colgó un vídeo celebrándolo para humillar a la familia del asesinado.
"No es un caso aislado"
Todos estos vídeos publicados, para la Policía tienen un gran valor a la hora de hacer la investigación y las detenciones, pero lo de Rota no es un caso aislado. En los últimos meses ha habido otro suceso donde las redes sociales jugaron un papel importante, antes y después de los hechos, como con la muerte de Camelia, una niña de dos años que vivía en el barrio de San Lázaro, en Plasencia, y que falleció el pasado 29 de marzo por una bala perdida.
En este caso, los clanes rivales eran los Loletes y los Hilarios. Uno de los Loletes, portero de un prostíbulo de la zona, no dejó entrar a algunos Hilarios en el local y estos le metieron una paliza. La venganza solo tardó unas noches en llegar y se fraguó en el mundo real y también en las redes, donde los Lolete colgaron varias fotografías muy armados, en actitud retadora, dejando claro a los Hilarios que no tenían ningún miedo.
Por estas cosas la Policía Nacional cada vez monitoriza más las redes sociales de los delincuentes. En el crimen de Camelia, muchos vecinos de la zona advirtieron previamente a las autoridades del incremento de la presencia de armas en el barrio de San Lázaro, porque habían visto muchos vídeos de Tik Tok con toda clase de armas.
No fue hasta la noche del 30 de marzo en la que varios Hilarios se presentaron para pedir explicaciones por la paliza a su compañero y les tirotearon. La víctima de todo esto, como se ha mencionado anteriormente, no tenía nada que ver con la trifulca de ambos bandos. Después de la muerte de esa niña, de Camelia, los Lolete tuvieron que abandonar el pueblo y varias de sus casas fueron incendiadas. De hecho, el padre y otro familiar de la pequeña fueron detenidos acusados de haber intentado quemar una casa de los Lolete en la que aún había gente.
Y, por si quedaba dudas de los autores del delito, dos jóvenes cercanos a la familia de la niña fallecida publicaron en Tik Tok una amenaza antes del suceso.